12 de agosto: ‘Vero’ marcha por Lamborghinis

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(Aeronoticias).- Llegó agosto y con ello, los ánimos por retomar el debate sobre si aprobar o no el proyecto de ley que despenaliza el aborto en casos de violación sexual ha puesto más inquietos que nunca a las promotoras, colectivos, y uno que otro grupillo a favor de esta norma.

Por un momento creí que las figuras pro-aborto más «representativas», digámoslo así, tendrían algo de conciencia al referirse nuevamente al polémico tema, pero solo me han confirmado el descaro y la muy buena actuación con la que exigen sus inexistentes «derechos sexuales y reproductivos».

La interesante campaña que han venido desarrollando las financiandas por Planned Parenthood solo han demostrado dos cosas resaltantes.

Primero, la incapacidad del gobierno tal como lo afirmaría la congresista Lourdes Alcorta, y segundo, la ineptitud de las autoridades al no fiscalizar el dinero que ingresa del extranjero a las ONG para la promoción del aborto en el país; o sea, los millones invertidos en INNPARES, PROMSEX y Católicas por el Derecho a Decidir.

La falta de control y el rol invisible de las autoridades pertinentes para mantener regularizado lo que entra y sale del país, no se ha tenido en cuenta sino hasta ahora que recién han levantado la mirada para saber qué de polémico ocurre en el exterior y a través de las redes sociales.

La ley de aborto en casos de violación sexual, el cual ya se encuentra desde hace unos meses en la agenda política del Parlamento Nacional, es el segundo paso que deben ejecutar bajo presión estos grupos autodenominados «feministas».

El simple hecho de crear eufemismos, ideologías sin sustento científico ni jurídico, forma parte de una campaña en donde todo está mermado a una simple e injustificada «decisión», así, sin más razones.

Si las declaraciones de Eguren fueron más que bochornosas tanto para los provida como para el grupo contrario, déjame decirte que las expresiones de los dirigentes de la multinacional abortista junto a algunos representantes del partido de Obama, sumado a las ONG pro-aborto en nuestro país da un resultado que resta su propia credibilidad, multiplica la indignación de los peruanos y divide la naturaleza de lo que es una verdadera maternidad.

Y claro, todo esto para Verónica Ferrari pasa por desapercibido porque continúa con la ceguera «libertaria» y totalitarista al hacer un llamado para la marcha por «todas la mujeres», tal como figura en el título de su columna, cuando en realidad la marcha es por Planned Parenthood que día a día es sacudida por nuevos escándalos de parte de sus propios miembros.

A Ferrari le apesta el matrimonio tradicional, y se comporta como si sufriera de alguna «trombosis biliar» cada vez que arremete contra la Iglesia Católica, la familia tradicional y ahora también los concebidos.

Algo que no entiende ‘Vero’, es que la autonomía no es representatividad de las autodenominadas feministas, no. La autonomía y derechos de la mujer se basan y fundamentan en conceptos que defienden el respeto, la integridad y el amor propio sin hacer daño a los demás, incluido los concebidos, tal como lo afirmaron alguna vez las pioneras del verdadero feminismo en los Estados Unidos.

Así que no venga a confundir con sus argumentos baratos y repetitivos. Las niñas y jovencitas ven en su propia inocencia la acción más pura y coherente con el respeto a la vida desde la concepción hasta su fin natural.

El Estado protege y defiende la vida porque es la base de todos los derechos humanos, sin ella todo, absolutamente todo, resulta arbitrario.

Señora Ferrari, el Estado no se mete en su cama ni la obliga a abortar. El Estado no impone ningún machismo, es usted la que no sabe diferenciar entre justicia e izquierda comunista.

No es que el prejuicio esté por encima de la dignidad, sucede que es usted la que no sabe vivir en democracia.

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