Funcionarios federales dicen que los nuevos reglamentos cierran una enorme fisura en materia de seguridad. Apenas hace cuatro años, sólo la mitad de la carga era inspeccionada.
En una bodega sofocante de calor próxima al Aeropuerto Internacional Dallas-Fort Worth, trabajadores de American Airlines eran entrenados el viernes en el uso de una enorme caja negra de 3,6 metros de altura (12 pies), una máquina de rayos X que fue instalada apenas hace dos semanas.
Cerca de allí, otro empleado de la compañía pasaba un tubo sobre algunas cajas, en busca de rastros de explosivos. El trabajador comentó que en ocasiones los fertilizantes detonan una alarma.
Para aliviar el trabajo a las aerolíneas, aproximadamente la mitad de toda la carga nacional es revisada en más de 800 instalaciones operadas por compañías certificadas por la Administración de Seguridad en el Transporte. La TSA (por sus iniciales en inglés) se apoya en esos operadores para asegurar que los cargamentos no sean abiertos antes de llegar al aeropuerto.
Sin esos 800 centros que se encargan de la mitad de la carga, tomaría a American Airlines mucho más horas para inspeccionar cada embarque. Además obligaría a los remitentes a entregar sus artículos al aeropuerto varias horas antes, anulando la ventaja de velocidad del transporte aéreo, dijo Dave Brooks, presidente de la división de carga de American Airlines.
Para el cargamento que inspecciona la aerolínea, a partir del 1 de agosto la empresa incrementará sus tarifas y obligará a los remitentes a llegar al aeropuerto dos horas antes.