Argentina en suspenso durante la juramentación de Bergoglio

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(Aeronoticias).- Ni Maradona ni Evita ni Gardel, grandes mitos de la historia argentina, lograron llevar tan lejos en tan poco tiempo el nombre de Argentina como lo ha hecho en los últimos días el papa Francisco, querido y admirado por los fieles de su tierra y hasta ahora un extraño para el resto del mundo.

Con la elección del Sumo Pontífice, Argentina, un país ubicado en el “fin del mundo”, tal y como recordó el mismo cardenal Jorge Mario Bergoglio desde el balcón del Vaticano minutos después de ser nombrado papa, se ha convertido en apenas una semana en el centro del planeta. Sus propios compatriotas lo dicen con orgullo: «Es nuestro, sí, pero se lo prestamos al resto del mundo».

Desde La Quiaca, en la frontera con Bolivia, a Tierra de Fuego, miles de argentinos se aprestaron para acompañar en la distancia al «cura Jorge», como popularmente se conocía al cardenal Jorge Bergoglio, que ayer estrenó su pontificado.

Los parroquianos esperaban ver al papa a través de los televisores y las pantallas gigantes instalados en iglesias y plazas de todo el país, pero no contaban con escuchar su propia voz en plena Plaza de Mayo.

Francisco volvió a romper el protocolo y llamó directamente al Arzobispado de Buenos Aires para saludar, a través de altavoces, a los miles de fieles reunidos en la emblemática plaza, y darles algunos consejos prácticos: los llamó a dialogar, a dejar de la el odio y a rezar.

«No le saquen el cuero a nadie», dijo con una expresión muy argentina. «Dialoguen, que entre ustedes crezca en el corazón este deseo de cuidarse», agregó antes de pedirles: «No se olviden de este obispo, que está lejos y les quiere mucho. Recen por mí».

La plaza contuvo la respiración ante la voz del pontífice, cuya intervención provocó más de un desmayo entre los fieles, que a duras penas daban crédito a lo que escuchaban.


Con información de El Comercio.

 

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