Argentina entró al Mundial por puerta trasera, acosada por ‘el enigma Messi’

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La selección argentina entró este año al Mundial de Sudáfrica-2010 por la puerta de atrás, con una clasificación angustiosa, un fútbol sin brújula y sin entender aún por qué Lionel Messi se convierte en un fantasma con la camiseta albiceleste. Cuando Argentina quedó colgando del precipicio y casi afuera de la Copa del Mundo, decidió enterrar su estirpe futbolera y poner la energía en una defensa aguerrida para afrontar el último partido de las eliminatorias ante Uruguay, en un Estadio Centenario donde jamás había ganado en partidos oficiales.

 

 

«Nos vamos a jugar la vida en Uruguay (…), ahora hay que agarrar un lápiz y empezar a hacer cuentas y ver cómo salís a la cancha», anticipó en su momento Diego Maradona, quien tuvo más disgustos que alegrías desde que fue nombrado al frente de su adorada selección. Un empate la clasificaba y sobre la hora se inspiró el talentoso volante Mario Bolatti para hacerle «un pase a la red», como definen los maestros el toque exquisito al gol.

 

El éxtasis de los festejos del 1-0 no alcanzó, sin embargo, para disfrazar la crisis futbolística que padece la escuadra albiceleste, tan pletórica de estrellas internacionales como empobrecida en funcionamiento colectivo. «Argentina no juega a nada», repetían los hinchas argentinos como una letanía, cuando reclamaban a coro el alejamiento de Maradona y se preguntaban qué le pasa a Messi en el seleccionado.

 

Messi acaba de recibir en Zúrich su primer premio Jugador Mundial de la FIFA, luego de haber ganado este año diez premios, entre ellos el ansiado Balón de Oro que otorga la revista France Football. A los 22 años, el jugador nacido en la futbolera Rosario (norte), semillero de campeones, dijo este año ser conciente de que está en deuda con su país.

 

«Doy todo por ganar el Mundial, cambiaría todos los títulos que logré con Barcelona. Sería lo máximo», declaró el ‘Pulga’. Pero el misterio sigue sin develarse, porque Maradona lo probó sin éxito junto con Sergio ‘Kun’ Aguero y Carlos ‘Apache’ Tevez y falló. «Me siento bien porque juego para Argentina y pienso que todo lo que se dice no es así. Si no sintiera la camiseta no jugaría», respondió cuando le preguntaron por qué parece desganado y ausente.

 

Argentina arrastra una cadena de fracasos desde que ganó el Mundial de México-1986, con Maradona en su apogeo, y la Copa América Ecuador-1993, último título internacional en selecciones mayores. Maradona perdió por renuncia este año al timonel creativo de Boca Juniors Juan Román Riquelme, mientras el equipo anda sin ton ni son buscando una identidad de juego.

 

«Argentina no puede ilusionarse porque con muchachos de 35 años no se puede ganar un Mundial», dijo ‘El mariscal’ Roberto Perfumo, un defensor multicampeón en los años 60 y 70. Maradona le confió la conducción estratégica del grupo, dentro y fuera de la cancha, a Juan ‘Brujita’ Verón, de Estudiantes de La Plata, así como echó mano del fogueado goleador de Boca Juniors Martín Palermo para mantenerse con vida en las eliminatorias con el gol del triunfo ante Perú 2-1, en la penúltima fecha.

 

«Nos salvó ‘San Palermo'», confesó Maradona después de aquel encuentro, cuando también convocó a otro veterano, Pablo ‘Payaso’ Aimar, del Benfica de Portugal, en la búsqueda de un armador. El hallazgo del DT fue consolidar en el arco al joven Sergio Romero (AZ Alkmaar, Holanda) y cuando ardía Troya en vísperas de jugar con Uruguay eligió a experimentados como Fabricio Coloccini (Newcastle United, Inglaterra) y Gabriel Heinze (Olympique Marsella, Francia).

 

Pero después de haber declarado que Argentina es Javier Mascherano (Liverpool, Inglaterra) y diez más, ni siquiera este doble ganador de medallas de oro en Juegos Olímpicos (Atenas-2004 y Pekín-2008) se salvó de caer también en la debacle de errores y desaciertos.

En cambio, un descubrimiento tardío, pero a tiempo, fue el del poder de gol y cambio de ritmo de Gonzalo Higuaín (Real Madrid, España), quien venía pidiendo a gritos un lugar en el equipo. «En un mundial están los mejores equipos. No hay rivales fáciles», dijo el cuerpo técnico en un comunicado tras el sorteo en el que a Argentina le tocó Nigeria, Corea del Sur y Grecia para la primera ronda.

 

Soñar con la Copa nunca es una utopía para los argentinos, pero esta vez tiene tanto por remontar que ganarla sería sorpresa y hazaña.

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