Aterrizó Rosseta, ahora le toca enfrentar serios problemas

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(Aeronoticias).- Después del entusiasmo inicial de conseguir que por primera vez en la historia un ingenio espacial aterrizara en la superficie de un cometa que transita a casi 60.000 kilómetros por hora, los técnicos de la Agencia Espacial Europea han empezado a desgranar los problemas a los que se enfrenta la sonda Rosetta. La luz que recibe Philae, no es suficiente para recargar sus baterías, y los sistemas de anclaje al suelo fallaron.

Europa ya galopa a lomos de un cometa. Esta hazaña, por sí sola, representa ya todo un triunfo para la ciencia espacial europea, pero no no todo ha salido según lo previsto. Cuando el ingeniero italiano Andrea Accomazzo, el responsable de supervisar el descenso de la sonda europea Philae sobre el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, levantó los brazos en señal de victoria, la Agencia Espacial Europea (ESA) alcanzaba su cenit en la historia de la exploración espacial. Sin embargo, tras la desbordante alegría inicial, los técnicos del Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) de Darmstadt (Alemania) comenzaron a descifrar los datos recibidos y pudieron comprobar que no todo había salido según lo planeado.

¿Qué ocurrió a partir de que la sonda tocase la superficie del cometa a las 17:03 horas del jueves, 12 de noviembre?

El descenso fue muy preciso y Philae impactó en el centro de la zona preseleccionada. Pero, la Agencia europea pudo confirmar que hubo uno, dos y hasta tres rebotes seguidos, a pesar de que Philae fue diseñado “para quedar anclado al núcleo del cometa ─asegura el francés Philippe Gaudon, uno de los responsables del proyecto─ y evitar la posibilidad de rebotar sobre la superficie del cometa”, lo que no ha ocurrido. El resultado es que una de las tres patas sobre las que debía descansar no está asentada sobre la superficie, un equilibrio inestable que supone un serio riesgo.

EXPERIMENTOS EN PELIGRO

El problema ha obligado a los técnicos europeos a reevaluar la conveniencia de utilizar un taladro para agujerear unos 20 centímetros la superficie del cometa, tomar muestras, analizar la composición del cometa y enviar los resultados a la sonda orbital Rosetta que, a su vez, reenviará los datos a la Tierra.

Otro problema descubierto es que la sonda está en una zona muy sombría. En consecuencia, sus paneles solares no reciben suficiente radiación y sus baterías secundarias no cargan la suficiente energía. Ello obliga a los sistemas de a bordo a utilizar las baterías primarias, mucho más frágiles y menos potentes para hacer funcionar los equipos. Según ha explicado Stephan Ulamec, máximo responsable de Philae “para recargar totalmente sus baterías secundarias, Philae necesita seis horas de luz solar, pero tan solo recibe una hora y media al día”.

Los experimentos están concebidos para llevarlos a cabo cada tres días, durante diez horas, periodo necesario para que las baterías secundarias se recarguen. Así es que, si los técnicos europeos no consiguen reorientar la sonda, la vida operativa de Philae tendrá las horas contadas y el programa de experimentos no podrá prolongarse los cuatro meses previstos.

 

Fuente: Fly News

Foto: Fly News / sci.esa


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