(Aeronoticias).- Para el periodista Alejandro Rebossio, el arzobispo -en aquel entonces- Jorge Bergoglio siempre mantuvo las posiciones católicas sin llevarlas al extremo o a desmontarla de a pocos. Para tomar en cuenta, y a diferencia de sus congéneres del caso Ambrosiano, cuando llegó a la diócesis bonaerense, uno de sus primeros actos fue ordenar sus cuentas luego de un escándalo de corrupción de su antecesor.
El exportavoz del ahora papa Francisco destacó el trabajo en equipo como un método de labor preferida por Bergoglio, en la que apostó por una iglesia «más tradicional, vertebrada en las parroquias» mientras desplegaba sacerdotes en las villas miseria -equivalente a pueblo joven-. Ahora, toda esta experiencia será necesaria para revertir la constante caída de los católicos en Argentina, que de pasar a 45 de cada 50 personas ahora llega a 38 de cada 50, según la encuesta del sociólogo Fortunato Mallimaci.
En oposición al matrimonio entre homosexuales -aunque nunca haya encabezado una manifestación-, Bergoglio se enfrentó a los dos extremos de una iglesia católica que busca ser muy cerrada o muy liberal, representados por Héctor Aguer -arzobispo de La Plata- y Leonardo Sandri -cardenal de Roma-. En el ámbito político-económico, se enfrentó a los Kirchner y a los «padres» del Corralito argentino, y menos con los delegados del Fondo Monetario Internacional.
