Tampoco faltó una de sus bromas: «El ministro (de Interior) Maroni sabe que saltará a la historia por eso y está muy empeñado en su propósito, pero a mí como mafioso no me han detenido todavía». Sin embargo, permanecen aún zonas de sombras en los episodios más sangrientos de la historia de la mafia en Italia, como la matanza de Paolo Borsellino, el juez antimafia que murió con sus cinco escoltas en un atentado perpetrado por la asociación criminal de Sicilia en 1992.
Martelli, que fue ministro de Justicia del 1991 al 1993 cuando el democristiano Giulio Andreotti era jefe del Gobierno, fue el principal apoyo de Falcone y conoce bien los acontecimientos sicilianos de aquel período. Fue en 1992 cuando ocurrió el episodio revelado por el ex ministro en el programa de información conducido por el periodista Michele Santoro, dedicado ayer a las «Verdades escondidas de la mafia».
«Liliana Ferraro me comunicó que Giuseppe De Donno le dijo que Vito Ciancimino tenía la voluntad de colaborar, a cambio de garantías y coberturas políticas», explicó Martelli. En aquella época, De Donno fue capitán de los carabineros del Grupo Operativo Especial (ROS), que se ocupa de investigar la mafia y el terrorismo, y Ciancimino, ahora fallecido, fue el alcalde mafioso democristiano de Palermo.
Según relató el ex ministro de Justicia, Ferraro contestó al capitán del ROS que tenía que hablar del asunto directamente con Borsellino y fue ella misma quien informó al magistrado. «Oportunamente y sin necesidad de consultarme, Ferraro dijo a De Donno que Ciancimino, antes de pedir garantías y coberturas políticas, tenía que referir estas cosas al juez competente, es decir a Borsellino», aseguró Martelli. Las revelaciones del ex ministro, según los medios italianos, arrojan luz nueva sobre la muerte del magistrado antimafia, porque, si el relato de Martelli fuera confirmado, significaría que, algunos días antes de ser asesinado, Borsellino supo de la voluntad de negociación entre Cosa Nostra y el Estado.
El líder del partido político Italia de los Valores (IDV), Antonio Di Pietro, refirió, además, que, a principios de los 90, existía un informe reservado del ROS en el que había escrito que «a Borsellino y a Di Pietro hay que cargárselos». «Por eso tuve que trasladarme a Costa Rica algunos meses, con mi mujer y mi hija, con un pasaporte de cobertura y una falsa identidad», aseguró Di Pietro, que en aquella época era magistrado. En el programa de RAI2 habló también Agnese Borsellino, viuda del juez antimafia, que dirigió esta llamada: «Pido de rodillas a los colaboradores de la justicia, cómplices y no del atentado en el que murió mi marido, que arrojen luz sobre los que ordenaron y quisieron aquella matanza anunciada. Vuestra colaboración será un acto de amor».