Boeing levanta 22.800 millones en bonos para asegurarse liquidez en su momento más crítico

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La constante inundación de liquidez de los mercados desde hace años, a pesar de los pesares de la pandemia, tiene estas cosas. El gigante aeronáutico Boeing, para el que el coronavirus es la estocada final tras una malísima racha marcada por los problemas de su avión estrella para el corto y medio radio (el 737 MAX) prefiere recurrir a los bonistas privados en busca de dinero de emergencia que tener que recurrir de nuevo al Estado. Su oferta para levantar 25.000 millones de dólares (22.800 millones de euros) que le permitan salvar la bola de partido con sus fábricas a medio gas y una avalancha de cancelación de contratos, ha despertado un interés “robusto” de los inversores, mucho más del que esperaba inicialmente. Tanto que sus directivos no se plantean “buscar financiación adicional en los mercados de capitales o a través de las opciones del Gobierno de Estados Unidos”, según una nota de prensa divulgada a última hora del jueves (hora del país norteamericano). Es la sexta mayor emisión de bonos de una empresa privada de la historia y la mayor de este año. Un trabajador de la central de Embraer en Brasil. La empresa aeronáutica se gasta cerca de 28.500 euros en la formación de cada estudiante en su programa de ingeniería.

La firma estadounidense llevaba meses inmersa en una notable crisis de reputación que se había llevado por delante a su consejero delegado, Dennis Muilenburg, y que había erosionado su caja antes de que el virus entrase en el radar económico. Los gravísimos problemas del MAX, un modelo cuyos fallos de diseño provocaron dos accidentes mortales que dejaron 346 víctimas, ya habían llevado sus cuentas a números rojos en 2019. Era el primer resultado negativo en dos décadas —ni siquiera la crisis financiera de 2008 tuvo un efecto tan devastador sobre la empresa—, pero solo el aperitivo de lo que estaba por venir: los resultados de este 2020 serán inevitablemente peores. Solo entre enero y marzo Boeing perdió 641 millones de dólares, más que en todo el ejercicio precedente, con un tijeretazo de aproximadamente el 10% de su plantilla para hacer frente al nulo apetito de unas aerolíneas que tienen la mayor parte de sus flotas en tierra y que perderán unos 300.000 millones este año, a tenor de las cifras de la patronal del sector. La vacuna o un tratamiento efectivo contra la enfermedad parecen los únicos elementos capaces de resucitar a un sector que pasa por sus horas más bajas en décadas.

La empresa con sede en Chicago espera que la oferta de bonos, con vencimiento en 2023 a 2060 y de los que se desconoce el rendimiento, se complete el lunes que viene. La buena recepción del papel de Boeing en los mercados —la demanda rondó los 75.000 millones de dólares— llevó a la dirección de la empresa a ampliar el monto total de la emisión de entre 10.000 y 15.000 millones que sopesaba inicialmente hasta los 25.000 millones finales. Esa cantidad cubre la práctica totalidad de sus necesidades de financiación para todo el año, que la calificadora Moody’s cifra en 30.000 millones.

La enorme emisión de deuda es el segundo gran movimiento de Boeing en menos de una semana. El sábado pasado, la compañía estadounidense anunció que daba marcha atrás en la compra de la brasileña Embraer, acordada casi dos años atrás, para preservar su caja en tiempos recios. El mensaje era claro: no es momento de aventuras empresariales cuando el futuro financiero de la propia firma estadounidense está más en duda que nunca y cuando la empresa que iba a ser adquirida se ha dejado casi el 70% de su valor en Bolsa. El mercado, no obstante, da por descontado que Boeing tendrá que hacer frente a una indemnización millonaria por romper un acuerdo que hasta hace bien poco —incluso después de que estallase la crisis del 737 MAX— nadie en el mercado ponía en duda.

FUENTE: EL PAIS

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