Bruselas, atrapada en el nudo del gasoducto: ¿Cambios políticos para sancionar a Rusia?

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(Aeronoticias).– Bruselas suele dictar la política interior a los países europeos. Ya lo hizo antes en relación a los problemas del euro, y ahora lo hace de nuvo imponiendo su autoridad para sancionar a Moscú, advierte el politólogo Maxim Samorúkov.

«Bruselas ha decidido frenar el proyecto del gasoducto South Stream para castigar a Rusia por Ucrania. Y si los gobiernos de algunos países se oponen a esta decisión, se los puede cambiar por otros que sean más complacientes», insiste Samorúkov en su columna del portal ruso de noticias slon.ru.

South Stream es un proyecto de infraestructura del gigante estatal ruso Gazprom que constará de cuatro líneas, cada una con una capacidad anual de 15.570 millones de metros cúbicos de gas y que discurrirán a través del Mar Negro a Europa Central y del Sur a fin de diversificar las rutas de exportación rusa. Está previsto que la primera línea se esté operativa en diciembre de 2015, mientras que para 2018 el gasoducto podría alcanzar su máxima capacidad proyectada de 63.000 millones de metros cúbicos. El costo del proyecto se estima en unos 16.000 millones de euros.

Los participantes claves son Bulgaria, Serbia, Hungría y Austria. «Bruselas no lo tiene fácil para presionarlos: ninguno da señales de estar dispuesto a rechazar el nuevo gasoducto», destaca Samorúkov. A pesar de que Austria está en la Unión Europea desde los años 90 y uno podría esperar lealtad de ella, en relación a la cuestión gasística ha mostrado «un total egoísmo», comenta el analista. A finales de abril, a pesar de que la Unión Europea introdujo un nuevo paquete de sanciones contra Moscú, el gigante austriaco OMV no vaciló a la hora de firmar un acuerdo sobre el emplazamiento de la obra del gasoducto South Stream en el país: los primeros suministros del gas están programados para empezar en 2017.

Incluso después de que la Comisión Europea presentara un informe y solicitara la suspensión temporal de las obras, esgrimiendo que el gasoducto no cumple con los requisitos europeos de seguridad energética, Austria sigue adelante con las obras. Viena no da una negativa en firme a Bruselas, pero tanto OMV como el canciller Werner Faymann insisten en que se pueden resolver todas las dificultades y seguir adelante con la realización del proyecto.

En lo que se refiere a Hungría, Bruselas no tiene la más mínima oportunidad, opina Samorúkov. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, no mantiene buenas relaciones con la UE desde hace mucho, lo que hace prácticamente imposible presionar al país. Además, en relación con South Stream, Budapest firmó con Moscú una serie de contratos adicionales que incluyen, entre otros, un préstamo de 10.000 millones de euros por parte de Rusia para construir en el país una nueva central nuclear. A mediados de mayo Orbán se reunió con el presidente de la junta administrativa de Gazprom, Alexéi Miller, para negociar la posibilidad de acelerar los trabajos del gasoducto.

Las obras de construcción en Serbia deben empezar el año que viene. El ministerio de Energía del país ya comunicó que el proyecto es de importancia vital y que pueden rechazar el proyecto solo en un caso: si lo hace toda la UE.

 

Fuente: RT

Foto: RT


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