(Aeronoticias).- Las autoridades rusas han cerrado una planta de celulosa situada a las orillas del lago Baikal. Durante medio siglo la contaminación causada por la fábrica en el lago, protegido por la Unesco, fue uno de los mayores desafíos de los ecologistas.
Según especialistas, un 90% de los vertidos tóxicos que damnificaban gravemente el ecosistema local procedía de esta planta. «Ha llegado el momento en el que podemos decir que el teatro del absurdo industrial en el Baikal ha llegado a su fin», ha declarado Marina Rijvánova, uno de los líderes del grupo activista ‘La Guerra Ecológica de Baikal’.
Ya a finales de los años 1950 los ecologistas comenzaron a protestar contra la edificación de una fábrica de celulosa en el lago porque, aseguraban, no se podía garantizar que los residuos producidos se pudieran depurar hasta llegar a un nivel admisible de toxicidad. Sin embargo, en 1966 la planta comenzó a funcionar.
Según las cifras de la organización Greenpeace, en 2011, cuando la fábrica ya había dejado de operar al máximo rendimiento, vertió al Baikal, el lago más profundo del mundo, 26,5 millones de metros cúbicos de aguas residuales mal depuradas. Una serie de pruebas del lecho del lago registraron entre tres y ocho veces más dioxinas que la norma. Las dioxinas son compuestos químicos obtenidos a partir de procesos de combustión que implican al cloro y son un veneno mortal para cualquier organismo vivo.
La planta de celulosa llegó a emplear al 80% de los 13.000 habitantes de la localidad de Baikalsk. Actualmente, unas 300 empresas vinculadas de uno u otro modo con la fábrica están en quiebra. Se estima que el coste total de llevar a cabo las labores de la clausura total de la planta y reorientar la economía de la localidad costaría unos 1.224 millones de dólares.
Fuente: actualidad.rt
Foto: actualidad.rt