Identificado como Li Feng, el piloto de 38 años de edad de las fuerzas aéreas chinas con una experiencia de más de 2.000 horas de vuelo, tuvo que hacer, el 7 de marzo, frente a un problema mecánico en el motor de su avión J-10. Mientras estaba realizando un entrenamiento táctico con el avión a unos 4.500 metros de altura sobre el nivel del mar.
"La cabina del piloto empezó a llenarse de humo, quizás generado por el motor, y se filtró al sistema de control ambiental", dijo el teniente coronel Li durante una entrevista la semana pasada.
"Todas las lecturas de los instrumentos a bordo desaparecieron, empezaron a encenderse luces rojas y la radio se apagó", acotó. Y de acuerdo con las reglas de la Fuerza Aérea, los pilotos de aviones caza pueden eyectarse si el motor de su aeronave pierde potencia por debajo de los 2.000 metros y no puede ser recuperada.
Antes de que Li perdiera contacto con la torre de control, el comandante de la base aérea le pidió que saliera eyectado del avión, pero Feng demostrando su valía insistió en hacer otro intento.
"Sabía cuál era el límite -para abandonar el avión- y estaba listo para la eyección, pero decidí no darme por vencido a menos que el avión caza estuviera completamente fuera de control". Y luego de 106 segundos, Li hizo planear a la aeronave sin motor hacia un aterrizaje seguro.
En la ceremonia de entrega del premio, celebrada el jueves en la ciudad meridional de Guangzhou, Li, subjefe de un regimiento de la Fuerza Aérea del Comando Militar de Guangzhou, recibió la medalla de manos de Yang Dongming, subcomandante de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación (EPL) de China.
Además, Li y las otras personas que estuvieron involucradas de alguna manera en la maniobra compartirán un premio de 200.000 yuanes (29.411 dólares) por su valor y técnica para evitar que la aeronave, valuada en 200 millones de yuanes, se destruyera.
Las personas encargadas de la torre de control cuando ocurrió el incidente también fueron premiadas con una Mención de Segunda Clase al Mérito Militar.
Los aviones J-10 pertenecen a la tercera generación de cazas con un motor único fabricados por la Corporación de Industria de Aviación de China, el mayor fabricante estatal de aviones del país.