El escándalo paraguayo sacude al mundo católico, ya que no sólo se ha puesto en debate, los principios sobre el celibato y la castidad, sino que este ejemplo decadente de un hombre que jura principios y votos, llevando una doble vida ha puesto en el tapete una vez más la conveniencia o inconveniencia del celibato.
Para la iglesia católica la castidad, consiste en la práctica recta de la sexualidad y para los matrimonios significa la fidelidad hacia sus cónyuges, sin embargo el celibato, que es el punto controvertido aplicable al caso concreto, consiste en mantenerse soltero y abstenerse de tener relación sexual alguna.
Aeronoticias.com.pe considera que si las normas de la Iglesia Católica, y especialmente el “Código de Derecho Canónico” obligan a los sacerdotes a “guardar continencia perfecta” y por ello tienen que ser célibes y abstenerse de tener contacto sexual alguno, estas normas deben cumplirse, y quienes no tengan el valor de cumplirlas deben dejar el sacerdocio.
Para el derecho canónico, el sacerdote que se “casa” o tiene “relaciones sexuales” debe ser suspendido, inclusive expulsado de su situación clerical y no puede ejercer el sacerdocio.