(Aeronoticias).- En la acogedora sala de el CCPUCP en Camino Real he visto con placer la puesta en escena de Roberto Ángeles, talentoso director que nos ha hecho Viajar al mundo de Eugene O’Neill, que es una de las piezas de este autor más autobiográficas y complejas , que se estrenó, por su propia orden, después de su fallecimiento en 1953, éxito rotundo y mereció el Premio Pulitzer póstumo de los 4 que tuvo en su haber.
Con ese elenco, es un lujo haberlos juntado para que den una cátedra de buenas actuaciones, Alberto Ísola es hoy en día nuestro primer actor de carácter mas solvente, Sofía Rocha nos demuestra que ha madurado en las tablas y luce su capacidad interpretativa, César Ritter ya no es el jovencito sólo para comedias, está convertido en un actor serio con una gran vena dramática.
La revelación y grata sorpresa es Fernando Luque, que es alumno del Taller de formación actoral de Roberto Angeles. Se entiende que le haya encomendado este rol al que le da la fuerza y calor que su personaje amerita.
Diego Otero y Daniela Baertl cumplen bien sus roles. A la extensa ficha técnica hay que hacerle un merecido elogio, porque en todos los rubros que asumen están impecables.
El ver esta obra me ha hecho comprender a Oona O’Neill, hija del gran escritor que se casó a los 18 años en contra de la voluntad de su padre, con Charles Chaplin, de 54 años de edad. Sin embargo le dio a ella una vida plena de hogar y tuvieron 8 hijos, se radicaron en Suiza, hasta la muerte de Chaplin, Oona lo sobrevivió al lado de sus hijos que le hicieron pasar sus últimos años en una serena madurez.
