CULIMNA FIESTA DE SAN FERMÍN EN ESPAÑA: EL SALDO? UN MUERTO Y OCHO HERIDOS

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Desde 1922, año en que se inauguró la icónica fiesta española de San Fermín, son 15 las personas que han muerto en las estrechas calles de la capital de Navarra cuando corrían delante de los toros, el acto central diario de unos festejos que el escritor estadounidense Ernest Hemingway hizo famosos en todo el mundo con su novela «Fiesta».Pamplona se despidió hoy de unos Sanfermines de tragedia con un saldo de un muerto y 446 atendidos por los servicios sanitarios, ocho de ellos graves por cornadas.

La última muerte por asta de toro antes de la de Daniel Jimeno Romero, un corredor experto pese a sus 27 años que se desangró por una cornada que le seccionó la aorta, fue la del norteamericano Matthew Peter Tasio, en 1995. Tenía 22 años.

Aunque en la inmensa mayoría de los años no se hayan producido muertes, sí ha habido debates sobre el transcurso de los célebres encierros en los que los «mozos», vestidos de blanco y con pañuelo rojo anudado al cuello, tientan a la suerte encarnada en seis toros bravos. A lo largo de 848 metros por las estrechas calles del centro de Pamplona, su única defensa es un periódico enrollado.

En 2007, la fotografía de un niño de 10 años corriendo de la mano de su padre por las calles de la capital navarra saltó a los medios de comunicación y se supo que ésa no era la primera vez que lo hacían. Un juez acabó prohibiendo al padre ver al menor por haber puesto en riesgo su vida. A lo largo de ocho encierros, unos dos millares de personas corren diariamente delante de los toros, una cantidad que el fin de semana llega a duplicarse en una ciudad «tomada» por vecinos y turistas procedentes de todo el mundo.

En los últimos años, los controles y la seguridad fueron aumentando en Pamplona. Agentes de policía despejan diariamente el recorrido de los toros y supervisan que las calles están en buenas condiciones para la carrera. El acceso de los corredores a la zona del encierro se ha ido endureciendo con el paso de los años para evitar que corran personas bajo el efecto del alcohol que se consume a raudales a lo largo de los nueve días de fiesta.

Los aficionados a los Sanfermines y sus encierros se niegan a que se tomen más medidas de las ya existentes. «Pamplona mima sus fiestas, las dota de la mayor seguridad posible, de equipos sanitarios de primera fila, y el encierro es uno de los actos con mayor organización. Pero erradicar el peligro totalmente resulta imposible, salvo que los toros se queden en el corral», argumentó el Diario de Navarra en un editorial publicado tras el deceso de Jimeno.

Aeronoticias considera que la icónica fiesta de San Fermín, si bien es toda una tradición instituida, que cobra vidas de turistas y lugareños en algunos desafortunados desenlaces, tendría que presentar una organización en la que pueda asegurar de alguna manera la seguridad para aquellos que participen de la fiesta, para no correr un riesgo de vida.

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