De nuestro baúl taurino

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(Aeronoticias) El Pasodoble.- El folklore musical de España es rico en sus diversas manifestaciones, de acuerdo a las regiones que son las que las originan y difunden como característica cultural. Así, sin intentar profundizar como lo pueden hacer los especialistas en el tema, podemos citar algunos  ritmos como la música flamenca, el llamado “arte jondo” muy propio de Andalucía, la jota que caracteriza a la región de Aragón, el fandango, el cuplé y otros más. Pero yendo a lo nuestro que es lo taurino  nos tenemos que referir al pasodoble.

En la fiesta de los toros el pasodoble es el ritmo musical que  sirve de marco a toda manifestación taurina. Es la música que se toca en las Plazas antes, durante y después de las corridas y la que se escucha como fondo de los programas radiales, televisivos y cinematográficos relacionados con las corridas de toros.

Los pasodobles están dedicados a diversas manifestaciones no solo de los toros sino de España en general. Así podemos citar pasodobles referidos a manifestaciones nacionales o regionales como “Que viva España”, “Iscar de Fiesta”, “Cielo Andaluz” que caracteriza el paseíllo en la Plaza Méjico,  “Suspiros de España”, etc.

Otros están dedicados a regiones o ciudades como lo es Valencia, que se toca al concluir las corridas en esa ciudad; o  “Nerva” que es uno de los pasodobles que más se interpreta en estos tiempos en las plazas de toros y que está dedicado a una pequeña población de la región de Huelva.

Muchos pasodobles están dedicados a toreros. Entre ellos  hay algunos clásicos y muy difundidos en todas las plazas como “Manolete”, “Marcial eres el más grande”, “Silverio” que escribió Agustín Lara para Silverio Pérez, “Belmonte” y “Gallito”. Sobre este último, hay quienes creen que está dedicado a Joselito El Gallo, pero no es así. Este pasodoble es obra del maestro Santiago Lope y está dedicado a Fernando Gómez Ortega, hermano de Joselito que se inició de novillero y  terminó siendo su banderillero. Este fue uno de los cuatro pasodobles que se encargó al mencionado autor para ser tocados en la Plaza de Madrid en una novillada en la que actuarían el mencionado novillero, con “Angelillo”, “El Vito” y “Dauder”.

Escuchar un pasodoble nos transporta a los aficionados al ambiente de las plazas de toros o a muchos recuerdos vinculados a momentos especiales vividos en el culto a nuestra afición. Podríamos citar cientos de pasodobles además de los citados, pero concluiremos con algunos muy bellos y conocidos como “El Gato Montés”, “La Gracia de Dios”, “Pepita Creus”, “Puerta Grande”, “Churumbelerías”, “La Giralda”, “Plaza de las Ventas”, El Relicario”, “Plaza de la Maestranza”.

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