Egipto: No hay evidencia de terrorismo en accidente del avión de Metrojet

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(Aeronoticias).- Egipto sigue descartando que la hipótesis terrorista sea la causa del siniestro del avión ruso que se estrelló a finales de octubre en el norte de la península del Sinaí cobrándose la vida de las 224 personas a bordo.

Así lo sostiene el informe preliminar publicado este lunes por el comité de expertos que desde entonces ha investigado la tragedia cuya autoría fue reivindicada por el autodenominado Estado Islámico (IS por sus siglas inglesas).

«El comité no ha recibido hasta la fecha ninguna información que indique una interferencia ilegal o un acto terrorista por lo que continúa su trabajo centrado en la investigación técnica», señala el comunicado remitido este lunes por el ministro de Aviación Civil egipcio a la prensa. La nota incluye un pormenorizado recuento de las tareas llevadas a cabo hasta ahora para analizar los restos del aparato, que quedaron esparcidos sobre un perímetro de 16 kilómetros en el norte del Sinaí, escenario de escaramuzas entre militantes de la rama local del IS y las fuerzas de seguridad egipcias.

Las primeras conclusiones descartan el escenario de un sabotaje a bordo mientras continúan las tareas para trasladar el fuselaje desde la zona del siniestro a un lugar seguro en El Cairo donde proseguir el estudio de las piezas. El comité aún no ha concluido el examen de la documentación técnica del Airbus A321 así como de las reparaciones a las que había sido sometido el avión. «Este estudio necesita mucho tiempo pues el aparato fue fabricado en 1997», precisa el comunicado. Según las autoridades egipcias, las fuerzas armadas han organizado hasta 15 viajes en helicóptero a la escena del accidente, situada en un lugar de difícil acceso.

A mediados del mes pasado el IS publicó en su revista ‘Dabiq’ la presunta prueba del atentado: una lata de Schweppes Gold y un detonador. «Los cruzados divididos de Oriente y Occidente pensaron que estaban seguros en sus aviones mientras bombardeaban de manera cobarde a los musulmanes del califato. (…) Pero Dios dictó que el castigo debía caer sobre los cruzados donde no los esperaran. Los sagrados ataques contra rusos y franceses fueron ejecutados con éxito pese a la guerra que libra la inteligencia internacional contra el Estado Islámico», indicaron los yihadistas.

La organización que dirige Abu Bakr al Bagdadi vinculó el atentado al inicio de los bombardeos rusos sobre Siria a finales del septiembre. «Después de descubrir la manera de poner en jaque la seguridad del aeropuerto internacional de Sharm el Sheij [ciudad egipcia ubicada en la península del Sinaí a orillas del mar Rojo] y decidir el derribo de un avión correspondiente a una nación que participara en la coalición occidental liderada por Estado Unidos, el objetivo cambió y se optó por un avión ruso. Una bomba fue introducida de contrabando en el avión causando la muerte de 219 rusos y otros cinco cruzados solo un mes después de la irreflexiva decisión de Rusia», agregó.

A pesar de las reticencias iniciales, Rusia se terminó sumando a la hipótesis terrorista hacia la que apuntaron las agencias de inteligencia británica y estadounidense pocos días después del siniestro. «En el vuelo explotó un artefacto explosivo de una potencia de 1,5 kilos de trilita. Como resultado, el avión se desintegró en el aire», informó el jefe del Servicio Federal de Información FSB, (antiguo KGB), Alexander Bortnikov.

Desde entonces, el régimen egipcio ha defendido contra viento y marea que no existía ningún indicio para confirmar este escenario pese a los repetidos comunicados en los que «Provincia del Sinaí» -la sucursal egipcia del IS- reivindicaba su autoría. Entretanto, la ciudad costera de Sharm el Sheij -el origen del avión siniestrado- se vaciaba de turistas rusos y británicos tras la prohibición dictada por sus respectivos gobiernos.

Fuente: Aviación al día.

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