Lo asegura el informe de la Primeras Jornadas de Gerontología Institucional. Los prejuicios impiden ver que la sexualidad está presente durante toda la vida de diversas formas. El deseo sexual en los adultos mayores suele crear ciertos prejuicios que impiden ver que la sexualidad está presente durante toda la vida de diversas formas, destacó hoy el informe de la Primeras Jornadas de Gerontología Institucional.
Moisés Schapira, especialista en geriatría y gerontología y director médico del centro Hirsch, sostuvo en ese encuentro realizado en la ciudad bonaerense de San Miguel, que «hay cierto prejuicios y connotaciones negativas respecto del deseo sexual de un adulto mayor». Schapira añadió que ese concepto «es una de las barreras más frecuentes a la hora de imaginar que hay vida sexual en los años de la vejez».
Pero insistió en que «de las más diversas formas, la sexualidad, siempre está presente en la vida de los adultos mayores, y tenerlo en cuenta sin confundirlo con genitalidad ayuda a comprender lo que les pasa, a respetarlos y a mejorar su calidad de vida». Los especialistas sostienen que la sexualidad acompaña a cada persona durante toda la vida mientras que la genitalidad, es decir la capacidad de tener relaciones sexuales, es sólo uno de sus aspectos.
Schapira señaló que «la necesidad de construir desde el afecto y de tener representaciones del amor que van más allá de la genitalidad no se pierden con la edad». Opinó que «no tener ese concepto en cuenta sería no tener en cuenta a la persona en su aspecto integral». Estudios realizados en Estados Unidos en 18 hogares geriátricos y abordados en las jornadas, precisaron que alrededor de un 8% de las personas residentes se mantienen sexualmente activas.
En tanto, que un estudio hecho a fines de la década de 1970 con 63 personas institucionalizadas también en Estados Unidos, reveló que el 90% de los ancianos refiere tener sueños, fantasías y deseos sexuales. Daniel Matusevich, psiquiatra jefe de la Sala de Internación del servicio de Psicopatología del Hospital Italiano de Buenos Aires, opinó que «la sexualidad es uno de los aspectos donde más se discrimina a la persona, especialmente a quienes padecen demencias».
Matusevich puntualizó que «ni la edad ni las demencias son necesariamente un impedimento para ejercer la sexualidad, pero como esos son factores que transforman la identidad de la persona, la sexualidad también se transforma». Indicó que «cada persona es un mundo, es una historia y por eso en este terreno no hay recetas y el modelo de acompañamiento debe diseñarse como un traje a medida».