(Aeronoticias).- El siglo pasado decíamos que en este siglo XXI, las naves interestelares de nuestro planeta saldrían de las profundidades del cosmo en busca de otros sistemas de vida y de otro intelecto.
Esta nueva era esta ya en su amanecer. El hombre de hoy ya no puede ser, como muchos fueron en nuestro tiempo: “simple receptor de imágenes y sonidos”.
Así quedaría, en corto plazo reducido a un ser enfermo, anquilosado, como consecuencia de su pasividad receptora.
Hoy hemos llegado a la planetización de los medios de comunicación social y resultan del todo imprevisibles las posibilidades culturales del futuro.
La cultura con los medios de comunicación tan poderosos es y será patrimonio de todos los pueblos.
Como consecuencia de ello las relaciones humanas han de afrontar, como ya se puede ver, un impacto, aun mucho más profundo, cuando el futuro entendimiento venga a “mecanizar”, por decirlo así, los contactos interpersonales, llegando incluso a la supresión de los impedimentos de comunicación existentes hoy en nuestro lenguaje.
Por medio de los dispositivos electrónicos, se resuelven, problemas sociales, económicos y de comunicación, que ya están imprimiendo características especiales en el desarrollo de la vida humana.
Las computadoras o cerebros electrónicos han ampliado inmensamente el campo de aprendizaje, y en el futuro lograrán reducir el período escolar.
El universitario después de dos o tres años de aprendizaje electrónico, esta ya capacitado para producir.
La disminución del tiempo dedicado a la preparación académica, significa una ventaja para la sociedad, si logramos prepararnos para adaptarnos a esta nueva etapa que ya estamos viviendo.
El hombre de esta nueva era electrónica es estudiante y profesional permanente. Ha desaparecido la separación del período de preparación y el de productividad.
Existe un nuevo enfoque para el ocio, en términos de productividad y competitividad, hoy mas que nunca “jugar aprendiendo” es la clave del desarrollo.
Y… frente al anhelado progreso de todos los pueblos meditemos en la trágica y muy posible realidad que nos rodea.
Ante los pronósticos aterradores del uso de bombas nucleares y/o bacteriológicas, en un posible conflicto entre las grandes potencias, nos estremecemos al pensar en la destrucción de la humanidad.
Después de una aterradora conflagración nuclear, aunque algunos lograrán salvarse, inevitablemente su muerte sería lenta y dolorosa debido a la radiación, o un derrame bacteriológico y sus terribles efectos: la peste, el hambre, la violencia que sería desatada por los sobrevivientes.
La posibilidad patente de una eclosión de la tierra, un desbalance galáctico e interestelar ¡el caos!
La tangibilidad de este desastre es escalofriante, ya que existe un aumento de armas como jamás ha habido, debido a muchos intereses y la ceguera de los líderes de las naciones.
Hay más armamento en el mundo que pan en la mesa de la humanidad.
Se prefiere el arma que mata y destruye ciudades al pan que nutre y da vida como si con ello estuviesen diciendo que la vida humana carece de valor alguno.
¿Es esto racional? ¿se dan cuentan los hombres, del camino peligroso que han escogido seguir?
¿Está en camino de convertirse nuestro planeta, quizá, el único habitado en la galaxia – vía lactea, en un gigantesco campo de batalla?
¿Es este el inicio de la completa desaparición de la vida terrestre?
¿Por qué estamos llegando a estos extremos? – los hombres se han olvidado de dios. Sus flaquezas y alejamiento de él, constituyen un factor decisivo de todos los principales crímenes de este siglo.
La primera y segunda guerra mundial son consecuencia de ello.
El apóstol pablo nos escribe: “en los últimos días, se presentarán tiempos críticos difíciles de manejar”.
Esto se puede notar en falta de disciplina en los colegios, universidades, empresas y en la sociedad en general.
Las profecías de la biblia indican que habrá destrucción como nunca la ha habido.
¿a dónde acudir por ayuda?- solos, no podemos encontrar el camino debido a los sutiles métodos del maligno.
Esa ayuda excelente está en la palabra de dios que hace perfecto a quien la escucha y la pone en práctica.
Esto significa mucho más que la observación de una conducta respetable de acuerdo con las normas de este mundo:
Es necesario adquirir conocimiento exacto de los propósitos de nuestro creador. Aprender lo que el espera de nosotros y entonces superarnos, trabajar, servir, creando felicidad y progreso en nuestro alrededor.
Gritar a viva voz a los líderes de las naciones de la tierra: ¡nadie quiere guerra!
La humanidad con domicilio en el planeta número tres, del sistema solar, ubicado en la vía láctea, una de las billones de galaxias del universo, solo quiere vivir una vida tranquila y decente; sin hambre ni opresión.
El papa Juan Pablo II, se preguntaba “¿qué camino recorrerá la humanidad después de este siglo que ya se acerca el año 2000?, son preguntas angustiosas”, decía, “a las que no se puede responder más que con un: ¡dios lo sabe!”
Hoy, más que nunca, son necesarios los talentos creadores de gente dinámica, con mente ágil y buenas ideas para transformar nuestro mundo y hacer de él un verdadero paraíso de paz, de progreso y amor. Ese tipo de gente es el que con seguridad ¡has de ser tu amigo lector! ¡Solamente tu!