Se trata de la mayor explosión de un asteroide registrada hasta la fecha. Si la roca hubiera sido sólo un poco más grande, sus efectos habrían sido devastadores.
La explosión registrada en la atmósfera de la isla de Bone, fue –según los científicos- equivalente a la liberación de energia de 50 kilotones, tres veces más potente que la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima.
El episodio, observado por numerosos testigos, grabado en vídeo y emitido en todos los informativos locales, se produce justo en el momento en que el gobierno norteamericano estudia la mejor manera de hacer frente a la amenaza que suponen estos auténticos vagabundos espaciales. Una amenaza muy real, a la luz de la dramática explosión registrada hace apenas dos semanas sobre South Sulawesi, en Indonesia, que liberó una energía equivalente a 50.000 toneladas de TNT. O lo que es lo mismo, tres veces más que la bomba lanzada sobre Hiroshima al final de la Segunda Guerra Mundial.
Aunque la explosión no causó daños en tierra, dada la altura a la que se produjo, sí que es una prueba más que demuestra lo desprotegidos que aún estamos frente a acontecimientos de esta clase. Los astrónomos Peter Brown y Elizabeth Silber, de la Universidad de Western Ontario, en Canadá, han calculado la magnitud de la detonación a partir de las ondas infrasónicas que produjo, que recorrieron medio mundo y que fueron registradas por la red internacional de instrumentos que mide las explosiones nucleares.
Ningún telescopio lo detectó
A partir de la energía liberada, los astrónomos han determinado que el objeto no tenía más de diez metros de diámetro. Y según las estadísticas, un asteroide de esas características y tamaño hace impacto contra la Tierra, como media una vez cada entre dos y doce años. Ningún telescopio detectó la amenaza antes del impacto. Lo cual, a la vista del escaso número de asteroides menores de cien metros que tenemos catalogados, no constituye una sorpresa.
Si la roca que se precipitó contra Indonesia hubiera tenido 20 ó 30 metros de diámetro en lugar de 10, habría podido provocar una catástrofe de grandes proporciones. El informe de los dos astrónomos, en el que se incluyen todos los detalles técnicos, aparece en esta página de la web de la NASA.
Aeronoticias considera que según los objetivos marcados por la Casa Blanca, Estados Unidos debería aprobar una serie de medidas defensivas contra pequeños asteroides dentro de este mismo año. Sin embargo, una red de instrumentos capaz de detectar estos pequeños objetos a tiempo significaría tener que liberar un presupuesto de muchos miles de millones de dólares. Algo que los norteamericanos no están dispuestos a hacer en solitario. Así, mientras el mundo termina de ponerse de acuerdo, seguimos dependiendo de la suerte. El próximo impacto, -o el siguiente-, podría producirse en tierra y contra un centro habitado. Y entonces será demasiado tarde