(Aeronoticias).- José María Manzanares ha hecho historia en la Real Maestranza de Sevilla al indultar a un ejemplar de Núñez del Cuvillo, de nombre ‘Arrojado’, negro mulato, herrado con el número 217, que mostró bravura y calidad. El reencuentro de esta divisa gaditana con el público sevillano no pudo ser mejor. Manzanares realizó con él una faena excepcional, por la la belleza y la profundidad. Pero no se conformó, porque quería salir por la Puerta del Príncipe y le cortó las dos orejas al sexto tras una labor de nuevo sensacional. La faena fue muy larga, en la que siempre el toro tomó los vuelos de la muleta. Ningún muletazo careció de empaque poniendo a la plaza de toros de Sevilla enteramente en pie. También hubo improvisación, con cambios de mano . El público comenzó a pedir el indulto y Manzanares lo hizo todo para que éste le fuera concedido: pues siguió toreando, con la misma despaciosidad y el mismo empaque que había caracterizado todo su trasteo. Le fueron concedidas las dos orejas simbólicas.
Luego, para redondear el triunfo Manzanares salió a darlo todo frente al sexto, cuya faena brindó al público. Este sexto fue un toro bravo, que embestía con pujanza y le imprimía emoción a todos sus movimientos. El torero alicantino no le perdió la cara en ningún momento y llevó a cabo una faena que tuvo intensidad en todos sus muletazos.
Un quite realizó Morante de la Puebla al primero que quedó para el recuerdo. Rozó ese quite la perfección, por su templanza y su cadencia. Julio Aparicio no brilló con ese toro y tampoco lo hizo con el cuarto, que recibió mucho castigo en varas y que llegó sin fuerzas al último tercio. Algo parecido le sucedió al quinto, con el que Morante de la Puebla no se complicó la vida. Con el segundo, un toro de embestida fuerte, estuvo bien y recibió valió una ovación.