Para atraer a los compradores, las monedas y lingotes están expuestos en una vitrina de cristal resistente, situada junto a las arcaicas ventanillas del Harrods Bank, de mármol y metal forjado. Este viernes, los precios iban de 29,12 libras (32 euros) por el lingote más pequeño, de apenas un gramo, a 265.210,99 libras (290.000 euros) por el más caro, de 12,5 kg de peso.
Harrods se asoció para esta operación con la empresa suiza PAMP. El gran almacén justificó esta iniciativa por el contexto de crisis actual.
«El entorno financiero suscitó una nueva demanda de oro físico (oro de posesión propia más que en forma de producto financiero en el que el inversor nunca ve el color del precioso metal) entre los inversores privados de Gran Bretaña», pero hasta ahora «no había ningún nombre conocido en Londres que sirviera a este mercado», explicó Chris Hall, un responsable del almacén.
El oro alcanzó récords históricos este mes, durante el cual la onza del precioso metal (unos 31 gramos) llegó a cotizarse a más de 1.070 dólares (717 euros).
El oro constituye según los expertos una inversión cada vez más buscada desde el comienzo de la crisis financiera, debido a que los inversores institucionales y ahorradores parecen considerarlo un refugio contra los sobresaltos de la coyuntura y una protección contra una eventual subida de la inflación.