(Aeronoticias).- El Viernes 22 de Marzo con motivo de cumplir la Orquesta Sinfónica Nacional de Lima 75 años, en el Teatro Nacional, el director invitado Miguel Harth-Bedoya, nos ofreció un variado programa de obras no muy difundidas y que para muchos espectadores era la primera vez.
Empezó con la Rapsodia peruana titulada Un 28 de Julio en Lima, esta pieza de Claudio Rebagliati, del siglo XIX, Nápoles 1843-Lima 1909, a este autor se le encargó con la venia de Alcedo, la restauración, rearmonización y reinstrumentación del Himno Nacional que es la versión que se oye hasta hoy
Le siguió la pequeña Suite de Adolfo Mejía de San Luis de Since (Colombia 1909-Cartagena 1973), titulada Canción, torbellino y Marcha.
Mejía es un autor afrodescendiente, músico popular. Ganó un Concurso de Composición, con su Pequeña Suite con la decisión de basar uno de los movimientos en la música de la Costa Atlántica.
El Malambo de Colores de la Cruz del Sur, 2002 de Esteban Benzecry (Lisboa 1970), con reminiscencias de Alberto Ginastera en la música argentina, Benzecry se vincula así a figuras de la música académica Latinoamericana de la primera mitad del siglo XX como Héctor Villalobos, Carlos Chávez y el mismo Ginastera.
El programa siguió con el tema Tres Aires Chilenos de Enrique Soro, (Concepción 1884-Santiago 1954), Con grandes dotes desde su infancia demostró talento y destacó nítidamente, hasta obtener una Beca en el Conservatorio Guiseppe Verdi de Milán donde cursó su especialidad como compositor, director y docente.
Ha desarrollado su inclinación por temas chilenos.
El compositor Celso Garrido Lecca, de Piura 1926, de regreso a Lima en la década de los setenta se convierte en un importante gestor de actividades significativas desde la Dirección del Conservatorio Nacional de Música, y en la pieza que se puso en esta ocasión Retablos Sinfónicos una obra donde la utilización del material popular de mucho más directa que en el periodo vanguardista Danzas Populares Andinas se aprecia en su tonalidad. Esta obra se estrenó en 19882 bajo la dirección de David del Pino.
Y por último nos regaló la Sinfónica N 8 Opus 88 de Antonin Dvorak, (Nelahozevres, República Checa 1841-Praga 1904). La segunda de Brahms, la Quinta de Schubert, la Séptima de Prokofievla, Escocesa de Mendelsshon, la Pastoral de Beethoven, la Pastoral de Vaugham Williams. La Primera de Schumann, la Expansiva de Nielsenm, la cuarta de Mahler. Todas estas sinfonías tienen en común una especie de naturaleza que también es compartida con la octava de Dvorak, escrita con gran rapidez y poco esfuerzo durante un retiro del compositor.
Bajo la dirección de Miguel Harth-Bedoya, director artístico de la Sinfónica de Fiort Worth de Texas e invitado para esta ocasión demostró su gran capacidad e comunicación con el público gran facilidad de palabra y simpatía personalidad que sedujo al público asistente, dejando a todos con la miel en los labios pues era el único concierto que ofrecía.
Habría que pedir a las autoridades de Cultura que lo inviten más a menudo por lo que significa este valioso director.