¿Por qué hace tanto frío en los aviones?

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(Aeronoticias).- Un día cualquiera del pasado noviembre. Vuelo directo Tokio-Madrid con Iberia en un Airbus A330. En la parte delantera, donde voy sentado, hace un frío de muerte. Ni con dos mantas puedo conciliar el sueño. Sin embargo, cuando me levanto para ir al baño en la parte trasera y de paso quitarme los carámbanos de hielo de las cejas, en la segunda mitad de la cabina la temperatura es como 10 grados mayor.

Seguro que la situación le suena. Yo —que me paso la vida en un avión— la he sufrido cientos de veces y en todo tipo de artefactos voladores y compañías aéreas. ¿Por qué diablos hace tanto frío en la cabina de un avión, en especial en vuelos largos?

«Buena pregunta», me responde Ángel Q., un amigo tripulante de cabina de una importante aerolínea. «Eso es algo que habría que preguntar a los ingenieros. El sistema de aire acondicionado lo regulamos nosotros. El problema de muchos aviones es que los sensores de temperatura repartidos por la cabina adquieren vida propia con el paso del tiempo y de la suciedad (este ya sería tema para otro artículo).

 

Muchas veces nosotros ponemos 24 grados y la temperatura alcanza niveles polares. Otras veces es al revés. A veces los pasajeros de delante se achicharran y los de atrás se hielan. En cabina de pilotos hay otro interruptor para indicar unos limites de temperatura, pero… no hay manera de acertar. Luego está el factor de género. Las tripulantes de cabina femeninas siempre tienen frío. Los masculinos siempre tenemos calor. Ahora mezcla todos estos ingredientes de alta tecnología en una coctelera y tendrás tu respuesta».

 

Lo de que la cabina está divida en zonas y cada una tiene un sensor diferente me lo confirma también un antiguo piloto de Iberia que volaba el A340: «En el modelo A340 había un selector de temperatura máxima y mínima que los pilotos seleccionábamos en cabina y después los sobrecargos y azafatas iban regulando por sectores. Digamos entonces que el control lo puede llevar cualquier sobrecargo o azafata, pero siempre dentro de los límites de máximo y mínimo seleccionado en cabina, que son estándar. Pero dentro del avión la climatización se reparte por áreas. Lo que ocurre es que cuando es de noche y hay menos movimiento (de pasajeros y tripulantes) la sensación es de más frío y menos calor. Es muy difícil de regular. Y no es lo mismo un avión lleno de pasajeros que medio vacío».

 

«Su posición normal son 24 grados y lo podemos bajar hasta 18 y subir hasta 30», me confirma un piloto de Avianca aún en activo que pilota Airbus A320. «En mi avión, en la cabina tenemos tres reguladores de temperatura, uno para la cabina, otro para la primera mitad del avión y el último para la parte de atrás. Y en verdad no hay una razón específica (para poner una determinada temperatura), solo es por comodidad.

 

Si se siente calor bajamos la temperatura y viceversa, pero generalmente se trata de mantener fría. También la tripulación tiene un panel para controlar la temperatura, pero solo subirla o bajarla entre 2.5 o 3 grados respecto a la temperatura que pone el capitán».

Lo que sí parece claro es que siempre hará más frío en la parte delantera que en la trasera, por la dirección de flujo del aire. Y más cerca de las ventanillas que en el pasillo.

 

«Algunos aviones son muy temperamentales y tienen voluntad propia», me comenta Natalia, azafata de otra compañía europea de renombre. «Nosotros lo sufrimos en todos los vuelos porque cerca de determinadas puertas es muy difícil que suba la temperatura. ¡Gajes del oficio!».

 

Fuente: El País.

 

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