Los mercaderes que cobraban por un riñón

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(Aeronoticias).- La mejor actuación de Fernando Vásquez Mendoza y Primo Pacheco Núñez, entre otros, es olvidarse de su juramento al pacto para salvar vidas, ese de un tal Hipócrates. La mejor actuación es quitarse las batas y ponerse la mascarilla de traficante de órganos, un criminal común y corriente.

Y es que los pacientes que cayeron en las manos de estos malos galenos tuvieron que pagarles dinero para poder recibir un órgano de tal manera que, si no se les diera a tiempo, su vida hubiera estado en peligro. Pero el comercio de órganos es inmoral e ilegal, sobre todo porque las víctimas no sólo son quienes reciben los órganos, sino también quienes la pierden.

«Tuve un accidente de tránsito en el que perdí el conocimiento y cuando desperté estaba en la Clínica San Felipe. Luego de unos unos días el doctor Primo Pacheco y una tercera persona –que no identificó– me indicaron que la Clínica cubriría todos los gastos de la recuperación a cambio de que donara mi riñón, que había resultado compatible con una receptora», declaró Luis Zevallos, criminal miembro de la banda «Los malditos de Santa Luzmila», acerca de la «oferta» recibida para ser tratado sin pagar un céntimo.

El trasplante que señala Zevallos hace referencia al ejecutado por los médicos Fernando Vásquez y Primo Pacheco el 28 de septiembre de 2006 en favor de Rosario Casasola, quien ingresó al país el 25 de septiembre del mismo año. Es decir, 3 días antes. Esto significa que apenas se hicieron los exámenes de compatibilidad, si es que se hicieron.

En 2007, Zevallos, prófugo de la justicia en aquel entonces, fue recapturado. Y sin un riñón.

 

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