(Aeronoticias).- Cuando tenía ocho años, en segundo grado de primaria viví una experiencia que marcó mi vida y me enseñó que tener miedo no lleva a nada bueno. El miedo cada día va creciendo más y más. Y Cuando se apodera de una persona la hace mentir y hasta llega a engañarse a si misma y a las personas que le rodean.
Esta mentira comenzó cuando la profesora nos maltrataba física y emocionalmente, yo llegué a contarle a mi familia lo que sucedía en mi salón, entonces mi padre fue a hablar con mi profesora y, para mi mala suerte, ella lo convenció diciéndole que yo mentía.
Entonces con mis compañeros comenzamos a evadir las clases, hasta que un día el director hizo llamar a los padres de familia para contarles que un grupo de alumnos no asistían regularmente a clases. Es cuando nosotros tuvimos la oportunidad de contarles a los padres y al director lo que hacia la profesora, desde ese momento todo cambió para nuestro bien y nunca más permitimos que un profesor nos maltrate.
Aprendí de esa experiencia que uno como persona no puede quedarse callado por miedo o por temor de que si te creen o no. Es necesario buscar ayuda y no permitir ese tipo de abuso por ningún motivo, porque muchas personas callan por verguenza o callan simplemente por miedo a hablar.
Como joven que soy, pido a los adultos que sepan escuchar y orientar a los niños y jóvenes para que ellos mismos sepan defenderse de cualquier maltrato físico y emocional, para que las generaciones futuras tengan una vida plena sin abusos ni maltratos. LOS NIÑOS NO MIENTEN. ATENDAMOS SUS RECLAMOS.