Todavía con la resaca de haber conseguido las sedes del Mundial de Fútbol 2014 y las Olimpíadas de 2016, Brasil está cerrando 2009 con un «balance claramente positivo para su inserción en el escenario internacional», opinó a la AFP el profesor del Grupo de Coyuntura Internacional de la Universidad de Sao Paulo, Tullo Vigevani.
Un artículo de octubre de la revista Foreign Policy consideró al brasileño Celso Amorim «el mejor ministro de Exteriores del mundo» y al presidente Lula algo así como «una estrella de rock en la escena internacional».
«No hay duda de que Brasil ganó más visibilidad y peso internacional con el gobierno Lula. Lo que algunos se cuestionan es cuán sustentable es esa posición a partir de 2011», destaca a la AFP el analista de la consultora CAC, Joao Augusto de Castro.
Pero aunque perderá a uno los líderes internacionales más populares del mundo, Brasil ganó esa visibilidad internacional también «por el tamaño de su economía y un contexto internacional y la crisis que dieron más destaque a otras potencias emergentes», subraya Castro.
Más allá de su economía, que despierta la voracidad de los inversores y de ser un gigante exportador de alimentos, Brasil trata de mostrar sus músculos en otros grandes temas internacionales como energía (descubrió grandes reservas de petróleo y es líder en biocombustibles) y medioambiente.
Algunos eventos suscitaron interrogantes este año sobre esa política internacional. En Honduras, Brasil no consiguió el quórum completo de los países americanos para condenar las elecciones bajo el régimen de facto y restituir al presidente Manuel Zelaya, refugiado en su embajada.
Recibir al líder de Irán fue ejemplo para algunos de la «ambigüedad» o «flexibilidad» de Brasil en temas internacionales. «Tal vez a un próximo presidente menos popular que Lula se le exigirá una definición más clara de los objetivos de su política internacional», declaró Castro.
El próximo año Brasil ocupará un puesto rotativo en el Consejo de Seguridad de la ONU y según algunos analistas, será el momento de evaluar los resultados del gobierno, sin embargo Aeronoticias cree que Lula ha sido el mejor presidente que ha tenido Brasil en los últimos 50 años.
Si bien la diplomacia de Lula puso a Brasil entre las grandes naciones (en el G20 y en el G8), se convirtió en interlocutor clave en las negociaciones comerciales e impulsó las relaciones entre los países del sur y con sus vecinos sudamericanos, por otro lado, no cerró ningún acuerdo comercial de destaque, vive un difícil momento en el Mercosur y todavía está lejos de algunas de sus grandes ambiciones como la conclusión de la Ronda de Doha y conseguir un puesto permanente en el Consejo de Seguridad, lo que le restan algunos puntos pero no el éxito visto en una visión macro de su gestión presidencial.
Aeronoticias considera que la era Lula será recordada como aquella en la que un visionario hombre de gremios, que desde abajo y durante varias décadas luchó por llegar cuando lo hizo puso a Brasil en el mapa de los grandes dentro del contexto internacional de las naciones.