(Aeronoticias).- «Un país a las puertas de un gran descalabro institucional«, «Las elecciones en Italia hacen caer a las Bolsas«, «Los resultados definitivos del Senado no mejoran la gobernabilidad«. Titulares catastróficos, apocalípticos, de fin de sistema, como un adiós a la Belle Époque para dar a luz un mundo de inframundos…
O al menos se desprende luego de ver los resultados de las elecciones presidenciales en Italia, en las cuales el ganador de esta lid política, cuya alianza partidaria obtuvo 340 escaños de 617 en la Cámara de Diputados. Con 31,6% de votos, Luigi Bersani se hizo con el premierato, pero uno muy inestable si consideramos que la diferencia de voto entre Berlusconi es de 0,9%, y la brecha entre Bersani y Beppe Grillo es de 7,9%. Monti es el gran perdedor de estas elecciones.
Los medios, en una interpretación que cae -incluso si fuera cierta- en el fatalismo por no tener un líder con el espaldarazo de la estabilidad política, señalan el castigo de las bolsas de valores. El riesgo, señalan, es la posibilidad de que vuelva Berlusconi, o que los electores italianos elijan a alguien que no siga las recetas para reducir un déficit abultado.
