García, visiblemente molesto, atribuyó los ácidos comentarios de varias organizaciones privadas dedicadas a esta clase de medición de la opinión pública, al celo comercial que – según opinó- en realidad persiguen las encuestadoras. ya que ninguna de ellas fue contratada para dicho trabajo y que al gobierno no le había costado ni un centavo.
Entre los interrogantes de los especialistas en el tema que pusieron en tela de juicio aquel resultado, figura Fernando Tuesta Soldevilla, director de un instituto de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), quien descartó la veracidad de los resultados de la encuesta aprista, preguntándose si contaba con los recursos necesarios y por qué no se mostraba la ficha técnica respectiva que es imprescindible, según dijo.
Por otro lado, varios medios de comunicación se dirigieron a la sede central del APRA, sita en la avenida Alfonso Ugarte de Lima, pero, de acuerdo a lo que informaron, ninguna persona se hizo responsable de la existencia de una red informática que manifestaron desconocer al interior de su partido político.