(Aeronoticias).-La investigación para esclarecer la muerte del joven estudiante Ciro Castillo Rojo, está en la recta final, y los cabellos hallados en sus prendas son claves para establecer si hubo homicidio o no, dado que aún no existen pruebas concretas de ello, según reveló la fiscal encargada del caso, María del Rosario Lozada Sotomayor.
Se esperan los resultados de la comparación microscópica de la muestra con la de una veintena de personas incluidas en la investigación, entre ellas policías, rescatistas y familiares de Ciro y de Rosario Ponce.
Según información de un diario local, al menos 13 muestras atraen la mayor atención. Una de ellas es la del coronel en retiro Luis Gárate Otero, quien habría llegado al valle del Colca una semana antes de encontrar a la expareja del joven.
Cabe precisar que el último jueves, Gárate fue interrogado por cerca de cinco horas por el Ministerio Público y habría caído en serias contradicciones. afirmó por ejemplo, que fue convocado por la Policía para ayudar en la búsqueda de ambos estudiantes, sin embargo, apenas encontró a Rosario Ponce abandonó el Colca.
El efectivo también habría negado cualquier tipo de relación con el entorno de la expareja de Ciro, pero en realidad sería amigo de Carlos Ponce, tío de la estudiante.
En la mencionada investigación también es importante la participación de Robert Grandez, jefe de la Unidad de Salvamento de Alta Montaña (USAM) que estuvo en todo el proceso de búsqueda y rescate de Ciro, dado que creen que los errores en el recojo de pruebas y las equivocadas estrategias de búsqueda no fueron producto de simples malas decisiones, sino que hubo una intencionalidad.
La familia Castillo Rojo acusa a Grandez de haber manipulado y ocultado pruebas, además de entorpecer las investigaciones. El otro personaje cuestionado es Luis Gárate Otero, así como también los civiles Moisés Condori Ccama, Justino Alcca Palma y Salvador Arotaype.