(Aeronoticias) Una comisión que analizó la seguridad de los reactores nucleares de Alemania no hizo recomendaciones claras para su cierre, pero advirtió que algunos de ellos no estarían protegidos si un avión se estrellara.
Después de recibir el informe final de la comisión independiente, el ministro alemán de Medio Ambiente, Norbert Röttgen, dejó entrever este martes que el gobierno podría decidir el cierre definitivo de al menos cuatro plantas atómicas: Biblis A y B, Brunsbüttel y Philippsburg I.
Según los análisis realizados, al menos siete de las 17 centrales del país, las más antiguas, «no tienen ninguna o escasa protección» para resistir el impacto de una aeronave, ni siquiera si el avión que se estrellase fuera de pequeño tamaño. Además, se hace imposible reforzar sus instalaciones con esos fines.
Asumir las consecuencias
El gobierno no puede mirar hacia otro lado, tiene que asumir las consecuencias, reconoció Röttgen en una rueda de prensa en Berlín junto al presidente de la comisión, Rudolf Wieland. Con ello, dejó espacio para interpretar que las siete centrales más antiguas del país, cerradas provisoriamente tras el desastre en Fukushima, podrían apagar sus motores para siempre.
De hecho, Greenpeace envió en seguida un comunicado en el que aseveró que el informe presentado este martes proporciona razones de peso para cerrar las siete plantas atómicas de más edad. «Fukushima demostró las consecuencias de subestimar ese tipo de riesgos. Mantenerlas en funcionamiento sería una irresponsabilidad», afirmó la nota.
Alta resistencia
Pero, según Wieland, «en general, existe un alto grado de resistencia» en las instalaciones germanas, aunque ninguna de ellas cumpla los requisitos de seguridad máximos. «No hay ninguna central que se encuentre completamente por encima del nivel tres, pero creo que tampoco ninguna por debajo del dos», continuó, puntualizando que de todos modos aún hay que seguir investigando.
En sus investigaciones, la comisión también evaluó el grado de seguridad en caso de terremotos, inundaciones, fallos en el sistema de refrigeración o incluso ciberataques.
Röttgen calificó de «magnífico» el «intenso y científico» trabajo del grupo de más de 100 expertos, que empleó seis semanas para terminarlo. Subrayó también que aunque no saca conclusiones definitivas, sí presenta un panorama «claro» y explica a la perfección los riesgos que representa cada central. Por ello, el gobierno lo tendrá muy en cuenta para diseñar la estrategia con la que pretende poner fin a la energía nuclear cuanto antes.
Recalcó además que con este estudio, Alemania investigó «por primera y única vez» algo que hasta ahora nadie había estudiado, con lo que el país adquiere un «papel líder a nivel internacional».
Cambio de rumbo
El gobierno de la canciller Angela Merkel aprobó el año pasado una polémica ley para prolongar la vida útil de las 17 centrales nucleares del país y revocar el apagón gradual acordado con las operadoras energéticas en el año 2000 por el anterior gobierno del socialdemócrata Gerhard Schröder.
Sin embargo, tras el desastre en la central japonesa de Fukushima, Merkel anunció una moratoria de tres meses a esa ley y dispuso el cierre temporal de las siete plantas más antiguas, construidas hasta 1980. La semana pasada, la canciller reiteró su compromiso de abandonar la energía nuclear lo antes posible y subrayó que el desastre de Fukushima obliga a acelerar el proceso. Con ese objetivo, su partido dio luz verde a un programa propio que el gabinete de gobierno tiene previsto aprobar el 6 de junio. Hasta el 8 de julio han de decidir al respecto las Cámaras alta y baja del Parlamento, el Bundesrat y Bundestag. Fuente: DPA