(Aeronoticias).- El Instituto Sanmartiniano del Perú rememoró la trayectoria del sabio peruano José Sebastián Barranca y Lovera en una ceremonia realizada en su sede de la Plaza Bolognesi 467, esquina con Guzmán Blanco, Lima.
En el curso de esta ceremonia se destacó el noble gesto de su discípulo, doctor Rufino Aspiazu Báscones, quien logró, hace 100 años, salvar sus restos mortales de la zanja anónima para que sean depositados en un nicho especial que adquirió de su propio peculio.
El agradecimiento In Memorian al doctor Rufino Aspiazu, estuvo a cargo de Domingo Díaz Cáceres, presidente del Comité Científico y Cultural “José Sebastián Barranca y Lovera”, quien hizo un emotivo recuento de la monumental obra que en vida realizó el sabio peruano.
“Qué clase de ciudadanos tiene nuestra patria, que pueden ser capaces de olvidarse de hombres de la talla de este sabio cuyos restos estuvieron a punto de perderse en una anónima zanja”, exclamó Domingo Díaz Cáceres, para subrayar enseguida el gesto espontáneo de su discípulo, el doctor Rufino Aspiazu, quien impidió lo que iba a ser una injusta acción.
El acto estuvo presidido por el presidente del Instituto Sanmartiniano del Perú, Alcibiades Salazar Saénz , asistiendo también un funcionario de la embajada argentina y descendientes del doctor Rufino Aspiazu, así como numeroso público.