Las autoridades sanitarias deben trabajar más para llevar un registro y tratar deprisa los nuevos casos de la nueva gripe H1N1, y así lograr que los fármacos antivirales con los que se combate la cepa se utilicen mejor, señaló un equipo de científicos italianos en un estudio. Tener cargamentos de medicamentos almacenados no sirve de mucho si la gente no los recibe en el espacio de entre 24 y 48 horas, cuando son más efectivos, indicaron el lunes Stfano Merler, de la Fundación Bruno Kessler de Trento, Italia, y sus colegas.
«Nuestro estudio también destaca la importancia de la detección temprana de los casos», indicaron en la revista BMC Infectious Diseases de BioMed Central. «De hecho, debe hacerse un gran esfuerzo por establecer un sistema de vigilancia capaz de detectar y tratar casos tan pronto como sea posible, dado que un retraso de más de 24 horas podría hacer tanto el tratamiento antiviral como la profilaxis muy ineficaces», advirtieron.
Pero la gripe H1N1 se ha extendido tan deprisa que la Organización Mundial de la Salud ha dejado de contar los casos, lo que a su vez podría llevar a las autoridades sanitarias nacionales a dejar de hacer pruebas de confirmación. El equipo de Merler descubrió que si el Gobierno logra llevar un registro de los casos, el uso rápido de los medicamentos podría ser una gran ayuda.
Sus modelos matemáticos, según explicaron, mostraron que dar antivirales a los ancianos para protegerles de la infección no salvaría muchas vidas, algo que sí haría tratar a la gente joven. La OMS ha aconsejado a lo países que almacenen suficientes antivirales como para tratar al 25 por ciento de su población.
Estos fármacos son el zanamivir, fabricado por GlaxoSmithKline con licencia de Biota GlaxoSmithKline y que se vende con el nombre de Relenza, y el oseltamivir, fabricado por Roche AG con licencia de Gilead Sciences y comercializado como Tamiflu.
Ambos fármacos pueden reducir el riesgo de muerte entre los enfermos que tengan un serio riesgo de complicaciones de la gripe -los más ancianos, los muy jóvenes, gente con asma y otras enfermedades crónicas, o mujeres embarazadas -. Pero deben administrarse el primer o segundo día, lo que hace que el diagnóstico rápido sea importante.
Además, los dos medicamentos pueden utilizarse para prevenir la infección. La mayoría de los expertos sostienen que es importante hacer esto sólo en personas que además de estar en un grupo de riesgo, hayan estado en estrecho contacto con algún enfermo confirmado.
Sin embargo, algunas metodologías indican que se empleen estos medicamentos como medidas preventivas en residencias de ancianos, por ejemplo, donde los virus pueden arrasar y matar a muchos de sus frágiles residentes.
Y en una pandemia, con gran demanda de medicinas, esta estrategia podría no salvar vidas suficientes, señalaron los investigadores italianos.
«Nuestro trabajo demuestra que incluso en países donde la reserva de antivirales no es suficiente para tratar al 25 por ciento de la población, el nivel mínimo sugerido por la OMS, es posible reducir la incidencia y la mortalidad excesiva priorizando el uso de los antivirales por edades», afirmó Merler en un comunicado.
La única manera de salvar vidas con una pequeña reserva de fármacos, señalaron los expertos, es tratar a todos los que se infectan y suministrar medicinas preventivas a los más jóvenes.
