(Aeronoticias).- El Perú esta de fiesta. Las banderas se han izado en diversas instituciones: oficinas, bancos, mercados, supermercados y escuelas.
El pecho de todo peruano se infla de orgullo al destacar las riquezas de nuestro suelo patrio. Todo en una mezcla de arte, cultura, gastronomía, flora, fauna y el calor de su gente que expresa el sentir más profundo del corazón.
Una nación que se escribe con P de provida y su rotundo sí a la vida, le sigue la letra E de esperanza, un valor que se fortalece con la fe de este cálido pueblo; la R de razón, un aspecto innegable que abraza a todos aquellos que defienden la vida de todo peruano por nacer, y finalmente la U, letra que sella la unidad de todos sus ciudadanos en la búsqueda del verdadero progreso y del bien común.
Un Perú que defiende la vida reconoce el respeto a la dignidad de toda persona humana, el respeto hacia cada uno de sus ciudadanos desde la concepción hasta su fin natural. Por eso, resulta incompatible con la ciudadanía las perversas intenciones de algunas organizaciones al pretender sobrepasar un derecho e intentar desplazarlo para colocar en su lugar a preceptos netamente ideológicos sin fundamento jurídico ni científico.
Estas olas ideológicas de nuestro tiempo pero no de nuestro suelo, amenazan con destruir la base moral de la sociedad peruana y está en nuestras manos y voces, evitarlo.
El mensaje es único, la defensa de todo niño peruano por nacer no es ficción ni necesariamente religión. Se trata de una realidad palpable en una ecografía consolidada con cada ultrasonido.
Celebremos la vida y protejámosla porque de esa forma estamos contribuyendo por el bien de nuestra nación y evitar así que nuestro suelo patrio abrace la cultura de muerte. Perú es un país provida, el que deje de serlo, depende de ti.
Somos provida, seámoslo siempre.
¡Viva el Perú! ¡Viva la libertad! y que ¡Viva la vida!
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