Tsunami en Japón dejó sin nada a 7 peruanos

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(Aeronoticias) Siete peruanos lo han perdido todo en Ishinomaki y Onagawa, dos localidades de la prefectura de Sendai, epicentro del terremoto de 9 grados que remeció el sureste de Japón el día viernes 11 de marzo .
 
Las pérdidas no solo fueron materiales, sino también psicológicas, porque el tsunami que llegó 20 minutos después del sismo , no solo les arrebató casas, autos y trabajo, sino también la tranquilidad e incluso la salud a algunos de ellos. Duermen poco y cuando lo hacen, no los despiertan las réplicas sino el recuerdo “del estruendo sordo del mar arrancándolo todo”. Están traumados.
 
Tsunami en Japón dejó sin nada a 7 peruanos
 
“Yo me salvé de morir por poco. Veía cómo una ola enorme venía detrás de mí y apenas alcancé a subir al auto de una compañera de trabajo que nos llevó a un monte. Por la ventana trasera del carro llegué a ver cómo las aguas se tragaban a otros compañeros de trabajo y a dos familias que trataban de huir en sus autos”, refiere Amira Otsuka de Abe, natural de Puerto Maldonado y con 20 años de residencia en Japón.

“Luego del terremoto, apenas tuvimos como 15 minutos para escapar. Por los parlantes de mi empresa nos comenzaron a decir que huyéramos lo más rápido posible, y no tuve tiempo ni de coger mi casaca. Luego nos quedamos aislados en una montaña y comenzó a nevar. La gente de mi empresa hizo una fogata para calentarnos y tuvimos que comer nieve para saciar el hambre y la sed. Ese día, en más de una vez pensé que me iba a morir”, recuerda Amira Otsuka con los ojos anegados en un llanto silencioso que parece no tener fin.

Después de ser evacuada por un helicóptero al refugio donde se encuentra actualmente, Otsuka pasó cinco días sin saber si su hijo y su esposo, un ciudadano japonés, estaban vivos. “Fue una angustia terrible”, manifiesta.

“Ahora no sé qué haremos ni hasta cuándo estaremos aquí. Sé que tengo que seguir adelante y reponerme, pero me siento desecha. No quiero regresar a Onagawa, el lugar donde vivía, porque me da miedo lo que voy a encontrar. Siento un desamparo inmenso, mucho más cuando me acuerdo de que ni siquiera la embajada se ha preocupado de nosotros. Ni documentos tengo”, acota.

Una suerte parecida a la de Otsuka fue la que tuvieron Alejandro Fukumoto y Ada Gabriela Rivera Bueno. Lo perdieron todo, documentos de identidad incluidos; el primero en Ishinomaki, la segunda en Onagawa. Todavía intentan obtener sus pasaportes y DNI como primer paso para recomponer sus vidas. No quieren regresar al Perú sino seguir en Japón, buscar trabajo y casa en otra región, pero eso sí, bien lejos del mar.

En los refugios en los que se encuentran, los peruanos son alimentados tres veces al día con raciones básicas. Además, deben realizar labores comunitarias para mantener el orden y el funcionamiento del lugar, tales como cargar agua para los servicios higiénicos, limpiar, reciclar la basura, etc., todo ello mientras esperan las casas prefabricadas que ya comenzó a construir el Gobierno.

Entre los peruanos que residen en Ishinomaki, Nancy Patricia Chang Higa es una de las que mejor lo ha pasado, porque si bien debe sufrir racionamientos de comida, agua, electricidad y combustible, su casa sigue en pie.

“Gracias a Dios mi familia y yo estamos bien. Un poco asustadas por todo lo que ha pasado y la desgracia de tanto daño y tanto muerto, pero al menos nuestra casa sigue en pie y solo tenemos problemas con el carro, porque como le entró agua, ya no funciona”, explica por medio del hilo telefónico, porque la falta de movilidad hace casi imposible ir a visitarla hasta la zona de Yamoto, donde vive.

Chang, que tiene dos hijas, pronto recibirá la visita de un grupo de familiares y amigos que llegarán a verla hasta Ishinomaki llevándole víveres.

 
Según el peruano Jean Pierre Piquet Cruz, quien perdió su casa en Onagawa, el cónsul general del Perú en Tokio, Eduardo Gómez Sánchez Gutti, supo desde el lunes 14 de marzo que había peruanos damnificados.

“El lunes 14 de marzo me comuniqué con el consulado, y cuando les conté que por lo menos éramos seis peruanos que lo habíamos perdido todo, me pidieron que yo los reuniera y que después les avisara. Tenían miedo de venir por la radiación y me pedían a mí que yo hiciera su trabajo”, refiere Piquet desde la prefectura de Saitama, a donde fue evacuado el 19 de marzo gracias a un ómnibus del consulado brasileño.

El día jueves 17, cuatro días después de que su oficina entablara contacto con Piquet, Gómez Sánchez fue entrevistado por el programa “Cuarto Poder” donde afirmó: “No tengo un solo pedido de evacuación, sobre todo de las personas en la zona de emergencia”. Fuente: www.elcomercio.com.pe

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