Una madre coraje contra el Reino de Marruecos

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(Aeronoticias) Colonos marroquíes con el contubernio de su policía asesinaron al joven saharaui de 21 años, Mohamed Lamin Haidala, en El Aaiún, capital del Sáhara Occidental invadido por Marruecos. Su madre Tekber Haddi, se encuentra en huelga de hambre indefinida desde el pasado 15 de mayo.

Cinco marroquíes agredieron a Haidala –que había acudido a defender a una dama- y la policía, estando malherido, lo llevó a prisión, acusándolo de resistencia a la autoridad y desorden público. Tardíamente lo llevaron a un hospital y murió por una fuerte infección. Lo maltrataron por ser saharaui.

La madre, que vive en Canarias (España), viajó para ver el cadáver de su hijo, que las autoridades marroquíes le negaron y pretendieron que firme la autopsia, que no aceptó porque desconfiaba de ella “porque fue hecha por sus verdugos” y reclamó que se hiciera una autopsia independiente. Hasta acudió al Ministerio de Justicia y al Procurador del rey para que le hagan justicia.

Las autoridades marroquíes se negaron, enterraron el cadáver de Haidada -Dios sabe dónde- sin su consentimiento y para comprar el silencio de la madre le ofrecieron más de 100 mil dólares y trabajo para toda su familia, que la abnegada Haddi rechazó. Entretanto su casa en El Aaiún ha sido asaltada por la policía marroquí y permanece en asedio.

Ella regresó a Canarias y se instaló frente al consulado marroquí reclamando justicia y que le entreguen el cuerpo de su hijo y está dispuesta a morir por ello.  Ya la internaron por hipoglucemia y volvió a su huelga de hambre –solo se hidrata- al frente del consulado marroquí, a la intemperie, porque las insensibles autoridades españolas le prohibieron el uso de un toldo. ¿Van a dejar que muera?

Esta es una muestra más del trato genocida que da Marruecos a los saharauis, a quienes viola sus derechos humanos continuamente ante la pasividad internacional y aquí tienen responsabilidad también la inoperancia de España, como potencia administradora reconocida oficialmente por las Naciones Unidas, y el Consejo de Seguridad, que atado por el veto francés, se limita increíblemente a saludar a Marruecos por sus mejoras a los derechos humanos, a pesar que todas las organizaciones del mundo lo condenan, acentuado por el uso de la tortura y el descubrimiento de fosas comunes.

El rey feudal Mohamed VI, no es como su padre Hassan II, cuyo reinado es conocido como “los años del plomo” porque exterminaba a los saharauis y eliminaba a sus opositores, abiertamente y en forma general. Mohamed VI es más inteligente: extermina y tortura igual, pero lo niega cínicamente, se molesta y expulsa a periodistas, eurodiputados y activistas defensores de derechos humanos. ¿Hasta cuándo la comunidad internacional le permitirá continuar con sus crímenes?

 

 

 

 

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