(Aeronoticias): Claudia C./Aviación Digital, Sp.- La inmensidad del universo y su bóveda celeste nos regalan un espectáculo fascinante durante este primer mes del año, protagonizado por tres de los planetas más emblemáticos del sistema solar: Venus, Júpiter y Marte.
El desfile planetario comenzará en los primeros días de enero, siendo el 21 de enero, el mejor momento para disfrutarlo. Entre la puesta del Sol y las 8:30 p.m., Marte, Venus, Júpiter y Saturno podrán verse a simple vista, mientras que Neptuno y Urano requerirán un telescopio.
Estos cuerpos celestes emergen en el cielo nocturno con una brillantez y cercanía, invitándonos así, a redescubrir el cielo como lo hicieron los antiguos navegantes y astrónomos. Un fenómeno emocionante para los observadores casuales, y una oportunidad única para quienes buscan entender más profundamente el comportamiento del universo.
Danza celestial de Venus: la estrella vespertina
Venus, conocido como la «Estrella de la Tarde», brilla con intensidad desde el horizonte suroeste al caer el sol. Este enero alcanza su máxima elongación este, un punto en su órbita que lo muestra en su mayor separación del Sol desde nuestra perspectiva terrestre. Este evento lo convierte en el objeto más luminoso del cielo nocturno después de la Luna, visible incluso desde las áreas urbanas.
Lo más intrigante de Venus durante este mes es su transición por las fases, similar a las de la Luna. El 12 de enero, alcanzó su dicotomía, mostrando un disco iluminado al 50%. En las próximas semanas, su figura cambiará a un delgado creciente, aumentando su brillo a medida que se acerca a la Tierra. Para quienes dispongan de binoculares o telescopios, este planeta ofrece un espectáculo inolvidable, con su forma cambiante y su resplandor incomparable.
Júpiter: el gigante gaseoso que domina la noche
En el horizonte oriental, Júpiter emerge como una presencia constante y majestuosa. Aunque su oposición, cuando el planeta está más cerca de la Tierra, ocurrió en diciembre de 2024, sigue siendo una estrella brillante en el cielo nocturno de enero, con una magnitud de -2.5 que lo hace fácilmente identificable.
Con un telescopio modesto, es posible observar las bandas nubosas que envuelven su atmósfera, así como sus lunas galileanas: Ío, Europa, Ganímedes y Calisto. Estas pequeñas luces, que parecen bailar alrededor de Júpiter, nos evidencian el asombro que sintió Galileo al descubrirlas hace más de cuatro siglos. En las noches despejadas de enero, Júpiter se alza desde el este y recorre el cielo hasta hundirse en el horizonte oeste al amanecer, convirtiéndose en un compañero fiel para quienes exploran el cosmos.
Marte en oposición: un planeta rojo en todo su esplendor
El tercer protagonista de este escenario celeste es Marte, el “planeta rojo”. Este enero marca su oposición, un fenómeno que ocurre cada 26 meses y que lo coloca en su punto más cercano a la Tierra. Durante este período, Marte aparece completamente iluminado por el Sol, mostrando su característico tono rojizo con mayor intensidad.
Para los entusiastas de la astronomía, este es el mejor momento para observar los detalles de su superficie, como los casquetes polares y las formaciones oscuras que han intrigado a los científicos durante décadas. Marte, visible toda la noche, se eleva al atardecer y desciende al amanecer, ofreciendo un espectáculo que, con la ayuda de un telescopio, resulta inolvidable.
Además de la prominencia individual de Venus, Júpiter y Marte, enero promete un evento adicional: un “desfile planetario” el 21 de enero. Durante esta noche, seis planetas, incluyendo Saturno y Mercurio, serán visibles simultáneamente en el cielo. Este tipo de alineación recuerda cómo los movimientos planetarios, tan predecibles como un reloj cósmico, pueden generar momentos de asombro y conexión.
El espectáculo astronómico de enero nos invita a admirar la belleza del cosmos y la conexión entre la humanidad y el universo. Desde tiempos inmemoriales, los cielos han sido fuente de inspiración, conocimiento y maravilla. En esta era de tecnología y luces artificiales, momentos como estos nos ofrecen la oportunidad de mirar hacia arriba y reconectar con el cosmos, con esa danza de planetas que, desde distancias inimaginables, nos llaman a contemplar nuestra propia existencia en un universo infinito.
Fuente: aviaciondigital.com