Un emisario estadounidense aseguró que las elecciones del 29 de noviembre son fundamentales para solucionar la crisis hondureña, mientras el derrocado presidente Manuel Zelaya afirmó que si Washington realmente quisiera, resolvería la situación en cinco minutos. «Nadie le puede quitar al pueblo hondureño el derecho de buscar elegir a sus líderes, esta es una parte importante de la democracia», dijo el miércoles el subsecretario de estado adjunto para asuntos del hemisferio occidental, Craig Kelly.
La visita, la segunda en dos semanas, tiene lugar en momentos en que el Congreso anunciara la víspera que decidirán la reinstalación de Zelaya, después de las elecciones del 29 de noviembre. La plenaria se realizará el 2 de diciembre. Para Zelaya, que insiste en que la realización de las elecciones es legitimar el golpe de Estado del 28 de junio, dijo que si Estados Unidos quisiera podría resolver rápidamente la crisis.
«Sólo tienen que levantar un dedo cinco minutos y en dos horas el gobierno de facto tiene que entregar realmente el poder», precisó en una entrevista el miércoles con MVS Radio de México. Destacó que el 75% de las actividades económicas de Honduras se realizan con Estados Unidos, país con el que además ha firmado una serie de tratados en diversas áreas que no tiene con ninguna otra nación.
Zelaya fue expulsado por los militares a Costa Rica y el Congreso nombró como presidente del gobierno de facto a Roberto Micheletti, que ha promovido las elecciones como la solución a la crisis. Kelly, que se entrevistó por separado con Zelaya y Micheletti, afirmó que en el proceso electoral «es muy importante que las autoridades respeten los derechos humanos». Asimismo, pidió que los diferentes actores «eviten provocaciones y llamados a la violencia».
Destacó que en el marco del acuerdo suscrito entre las partes, uno de los temas «más importante para Estados Unidos es (implementar) el principio de la restauración del orden constitucional y democrático como seguimiento al golpe» de estado. «Y una parte importante de la solución y para avanzar hacia el futuro son las elecciones hondureñas». Impulsados por Estados Unidos y por la comunidad internacional, ambas partes firmaron el 30 de octubre el acuerdo Tegucigalpa-San José para poner fin a la crisis. Pero el acuerdo que fue firmado por Zelaya y Micheletti y que remitió al Congreso la decisión sobre la restitución del depuesto mandatario, fue considerado un fracaso por Zelaya.
Tras la visita de Kelly, Zelaya reiteró que para él acuerdo «está muerto». Cinco días después de haber sido firmado el acuerdo, el depuesto presidente lo consideró un fracaso y no aceptó un gobierno de unidad nacional encabezado por funcionarios del gobierno de facto.
