Durante la conferencia de prensa en la que se dio detalles de la “I Convención Internacional de Capsicum”, a realizarse el 20 y 21 de mayo próximo en Cerro Juli, Arequipa, Chepote refirió la urgencia de fijar una política en el Reglamento de Inocuidad y Reglamento del Cultivo. “Las políticas de inocuidad y sanidad deben estar bien definidas para no perder competitividad. El caso europeo es un ejemplo, ya que para julio nos exige que reduzcamos considerablemente la cantidad de micotoxinas (hongos) en la páprika y si no se cumple ese requisito, perderíamos ese mercado con lo que se frustraría la consolidación de ese producto”, afirmó Chepote.
Por ello, calificó de urgente la fiscalización y control de la buenas prácticas agrarias de los productores de páprika, pues solo de esa manera se asegurarán productos de primera calidad con los que se competirá en el mercado español, países como el Perú compiten con China, que ha ganado mucho espacio por la buena calidad de sus productos, desplazando de cierta manera al producto peruano.
Teniendo el Reglamento de Inocuidad y Reglamento del Cultivo, SENASA tendrá la autonomía suficiente para inspeccionar las zonas de producción y trabajará de la mano con los agricultores. “El objetivo, es que la oferta peruana sea de calidad”, apuntó Chepote. El exportador opinó que de no mejorar esa realidad, se pondría en riesgo, no solo la competitividad internacional del sector, sino que además se perderían miles de puestos de trabajo. “Las cifras son alarmantes, ya que por cada hectárea de páprika se requiere entre 150 y 200 trabajadores y actualmente se han perdido cerca de 4,000 hectáreas, que en cifras significa una disminución de inversión de US$ 7 millones”, afirmó.
También problemas tributarios
Añadió que otro factor que perjudica a los exportadores de páprika es el tratamiento tributario que les origina problemas. Explicó que es fundamental la inclusión de la páprika seca en el Apéndice I de la Ley del IGV, tal y como sucede con otros productos del sector agro como el ají panca, el frijol, las verduras y los cítricos. Precisó que el 99% de la páprika.
“Los intermediarios compran la páprika seca a medianos y pequeños productores sin factura y luego de acopiar mayores cantidades, lo revenden a las empresas exportadoras, a las que sí le cobran el 19% de IGV, sin embargo no lo depositan a la Sunat, lo que nos genera un problema porque luego no se puede recuperar ese impuesto”, detalló.
Agregó que esas empresas intermediarias por lo general dejan de existir al poco tiempo, por lo que la devolución del IGV no procede. “Esto es una competencia desleal para los comerciantes formales que si pagan IGV”, manifestó Chepote.
Este hecho afecta también al Estado que no recauda ese impuesto en particular que luego tendría que devolver a los exportadores. Por ello la necesidad de una solución para resolver el problema que enfrentan los exportadores de páprika y que les resta competitividad pues las pocas veces que logran recuperar el IGV, el proceso demora entre cuatro y seis meses.