Hoy, 38 años después, el gobierno británico, por boca de su Primer Ministro, David Cameron, pidió perdón por la sangre derramada ante consternados miembros de la Cámara de los Comunes que escucharon el informe final y sus conclusiones, titulando aquel trágico suceso como incalificable.
Para llegar a este final fue preciso llevar a cabo una investigación considerada como la más extensa y costosa en la historia de Inglaterra, con un coste total de 195 millones de libras y elaborar un documento que consta de 5 mil páginas, de acuerdo a una versión publicada por el diario español ABC en su edición de ayer.
Ahora las mentiras contenidas en el llamado Informe Widgery (presentadas en 1972) sobre aquella marcha pacífica en la cual también participaban el Premio Nobel de la Paz, John Hume y el actual líder del Sinn Fein, Gerry Adams, ha ido a parar al basurero de la historia, conforme dijo este último.