(Aeronoticias).- En Colombia es posible despertar en un hotel en medio de la selva con vista al Caribe y al nevado al mismo tiempo, o quizá en uno flotante sobre el imponente Amazonas, o en una casa colonial convertida en hotel boutique de una ciudad Patrimonio de la Humanidad, o tal vez en una isla paradisiaca o incluso con el aroma de un delicioso café en las faldas de una montaña viendo desde la ventana una villa cafetera.
En las tierras colombianas encuentra la comodidad y la variedad en las modernas ciudades, en las playas extendidas sobre sus dos océanos, en las exuberantes y extensas selvas tropicales, en desiertos y en montañas cubiertas de café y exótica flora donde la banda sonora es el canto de la fauna.
La diversidad cultural pone a disposición de los viajeros no sólo música, artesanías y gastronomía variada e inesperada, sino también un sinnúmero de actitudes hospitalarias y sonrisas que varían de región en región. Las pieles cambian de color y los acentos también, son decenas de culturas en un solo país.
El Parque Tayrona se encuentra a solo media hora de Santa Marta, conformando acantilados rocosos; La montaña costera más alta del mundo, con sus playas de arenas blancas delimitadas por atolones rocosos, manglares, matorrales o bosques, y bañadas todas por las aguas azules y cristalinas del mar Caribe.
En la Casa Navegante del Amazonas disfrutará la tranquilidad que brinda la naturaleza, la belleza de la selva amazónica. En el recorrido se puede observar su vegetación con el loto más grande del mundo, el cual puede alcanzar un diámetro de 1.5 metros, mientras que en el bosque se pueden ver las Ceibas, árboles centenarios que alcanzan 40 metros de altura formando el Dosel, en el que se puede caminar a 27 metros de altura.
La isla de San Andrés, un pequeño paraíso en el que las influencias de ingleses, españoles, piratas y corsarios se mezclaron para dar como resultado una cultura rica que se mueve al son del reggae. Es un destino perfecto para disfrutar de la playa, practicar deportes náuticos, bucear y hacer ecoturismo.
Los símbolos internacionales del grano colombiano continúan atrayendo millares de turistas extranjeros y nacionales hacia las bellas haciendas del Eje Cafetero. El Triángulo del Café es una región próspera y generosa que seduce a los viajeros por el aroma de sus cafetales y el encanto de los paisajes. Majestuosos caminos, trabajadores consagrados y un infinito horizonte verde son las bondades de esta tierra que evoca la magia de la naturaleza y la hospitalidad de sus habitantes.
En el centro histórico de Bogotá se puede visitar el exuberante Museo Internacional de la Esmeralda, el Museo de Arte Moderno de Bogotá, la Exposición del artista Fernando Botero, y el nuevo Museo de Oro con sus tesoros pre-colombinos, en el que según Patricia Schultz autora del libro ¨1000 sitios que ver antes de morir¨ la leyenda del Dorado sigue viva, entre otros, hacen de este lugar un viaje hacía la historia y la cultura.
Cartagena de Indias sigue hechizando al mundo con su tesoro patrimonial y arquitectónico. El antiguo Convento de Santa Clara, hoy un hotel de cinco estrellas en el que aún es posible presentir el siglo XVIII entre sus jardines, el sorprende el cinturón de murallas, los baluartes, las balas de cañón de los piratas que ahora vigilan las enormes puertas coloniales y las puertas secretas que se han descubierto en las restauraciones.
Esta pintoresca ciudad costera, pertenece al Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO y se ha convertido en uno de los destinos más exclusivos en Colombia, y para Schultz “es el museo viviente al aire libre más hermoso del mundo”.