(Aeronoticias).- El presidente de Bolivia, Evo Morales, aceptó por primera vez que los sindicatos de productores de coca que él dirige desvían parte de su producción al narcotráfico y aumentan sus cultivos de la hoja al margen de los acuerdos firmados.
En la inauguración de un congreso de campesinos en la zona del Chapare, sede de los sindicatos que lo llevaron al poder, Morales regañó a sus bases porque, a su juicio, con su actitud pueden «desprestigiar» a su Gobierno y las reformas que encabeza.
En la inauguración de un congreso de campesinos en la zona del Chapare, sede de los sindicatos que lo llevaron al poder, Morales regañó a sus bases porque, a su juicio, con su actitud pueden «desprestigiar» a su Gobierno y las reformas que encabeza.
«Compañeros: ustedes saben que una parte de nuestra coca desvían al problema ilegal. Si toda nuestra coca tuviera mercado legal, para qué vamos a estar hablando de un cato» (parcela controlada), dijo el mandatario, visiblemente molesto.
Apuntó que está «en la conciencia» de los campesinos que las cargas de coca que salen de los mercados primarios no llegan a los mercados centrales, en alusión al desvío al narcotráfico.
El «cato de coca» es igual a 1.600 metros cuadrados cultivados con la planta, que puede poseer cada familia campesina en el Chapare, centro de Bolivia. También criticó Morales que para aumentar su producción, los cocaleros han llegado a inscribir a niños como propietarios de las parcelas, para darles su propio cocal.
Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), en 2009 las plantaciones de coca en Bolivia llegaron a 30.900 de hectáreas, 1% más que en 2008. No obstante, ese dato contrasta con otro de Estados Unidos que habla de un crecimiento del 10%, hasta 35.000 hectáreas.
Apuntó que está «en la conciencia» de los campesinos que las cargas de coca que salen de los mercados primarios no llegan a los mercados centrales, en alusión al desvío al narcotráfico.
El «cato de coca» es igual a 1.600 metros cuadrados cultivados con la planta, que puede poseer cada familia campesina en el Chapare, centro de Bolivia. También criticó Morales que para aumentar su producción, los cocaleros han llegado a inscribir a niños como propietarios de las parcelas, para darles su propio cocal.
Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), en 2009 las plantaciones de coca en Bolivia llegaron a 30.900 de hectáreas, 1% más que en 2008. No obstante, ese dato contrasta con otro de Estados Unidos que habla de un crecimiento del 10%, hasta 35.000 hectáreas.