Ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, en Roma, el Papa pidió el «respeto total a la libertad religiosa» de todos los creyentes y condenó la discriminación y persecución que, a su juicio, sufren los cristianos en muchos países del mundo.
El jefe de la Iglesia Católica se refirió al «dolor de las queridas comunidades cristianas en Irak y en el Cercano Oriente» y llamó a las naciones a mostrar una solidaridad activa con todos los que son perseguidos y discriminados en esa región.
Además, alentó a los cristianos en China a defender su fe, pese a las restricciones de la libertad religiosa y de conciencia en ese país asiático.
Después del mensaje navideño, el Papa impartió la tradicional bendición «Urbi et Orbi» y leyó saludos navideños en 65 idiomas.