(Aeronoticias).- Las relaciones humanas y en especial las relaciones de pareja están impregnadas de conductas complejas, muchas de ellas difíciles de explicar, que en ocasiones nos llevan por el camino del mal amor.
En este artículo queremos abordar el tema del amor y del desamor, dejando claro que tanto el hombre como la mujer sienten y desean, aman y dejan de amar, se ilusionan y se desilusionan. Las personas tenemos el mismo proceso de amar, ilusionarnos, desear, etc. En ocasiones terminamos compartiendo nuestra vida con la persona menos indicada y no nos explicamos porqué.
Hombres y mujeres desean encontrar a la pareja adecuada y establecer un vínculo duradero con ella. Sin embargo, muchas personas repiten con cierta frecuencia patrones de comportamiento que causan dolor y sufrimiento. De pronto se sienten atrapados en una suerte de conductas repetitivas, que no son otra cosa que volver a experimentar lo ya vivido con el propósito de resolverlo. O, en su defecto, se embarcan en relaciones en donde la creencia radica en pensar que con amor se puede cambiar todo.
Por favor no me dejes …
Acaso no nos hemos preguntado más de una vez ¿por qué no puedo terminar esta relación si sé que me hace daño? ¿qué me ocurre? Como así lo que pensamos está por un lado y lo que sentimos por otro. Si por ejemplo acostumbro relacionarme con personas que me dejan luego de tórridos romances, no es legítimo preguntarse ¿qué estará pasando conmigo que busco personas que me van a dejar y en vez de resolverlo me someto para no ser abandonada?
Si evaluamos lo que ocurre dentro de nosotros. Nos daremos cuenta que la solución no está dada en que el otro cambie, sino en que yo descubra qué me ocurre, en que me pregunte o cuestione por qué me relaciono siempre con personas que me abandonan o agreden o a las que yo abandono o a las que yo agredo.
Sufriendo por el enemigo …
Son muy frecuentes las relaciones en las que el sufrimiento es el pilar. Me siento mal y me abandonan, pero cuando conozco a una persona diferente que me quiere y con la cual la relación fluye, inmediatamente pienso no es para mí, no me gusta, tiene tal defecto. Habría que preguntarse si lo que estamos buscando no es una suerte de sufrimiento enmascarado en amor y ese es el detalle que se nos está escapando, ya que lo obvio es que estoy buscando amor, pero lo que ocurre es que estoy recibiendo dolor. Ese gustito por el dolor que quizás sea lo que hace que permanentemente busquemos parejas inadecuadas que nos hacen sufrir.
Más me hieren, más me quieren …
No es extraño escuchar de relaciones de sometimiento, en las cuales la pareja abusa, somete, denigra y humilla; sin que podamos explicar por qué esta persona deja que le ocurra eso sin hacer nada. No es infrecuente haber recomendado a amistades que dejen esa relación. La familia y los amigos son personas que en silencio presencian tales actos pero se ven imposibilitados de abrirle los ojos a la persona sufriente.
Trío de mis amores ….
Pensemos también en las personas que se involucran en relaciones triangulares, es decir relaciones de tres, en las cuales se sienten atrapadas y les es difícil salir. Estas personas luchan, desean y prometen que no volverá a ocurrirles y terminan descubriendo que su pareja tiene esposa o un compromiso “serio” con otra persona.
¿Qué ocurre? ¿Por qué sin darme cuenta termino involucrada en relaciones de esta naturaleza? Aparentemente no hay ninguna causa para que se sufra tanto en nombre del amor, lo cierto es que en estos casos es así. En nuestra mente ocurren muchas cosas que nos llevan, inconcientemente, es decir sin darnos cuenta, a cometer actos de los cuales no tenemos una explicación racional.
Volviendo a vivir lo conocido ….
En muchos de estos casos se repite de manera inconciente un modelo conocido de relación de pareja, este modelo sería mi primer modelo de identificación, mi modelo familiar. Se trata de personas que tienen padres violentos que someten a las madres y terminan repitiendo involuntariamente lo que han vivido. La identificación se da con el padre violento o con la madre sumisa y el resultado será o me convierto en violento o me convierto en una persona sumisa. Es importante señalar que en muchos casos la violencia no es explícita, sino sutiles agresiones que con el tiempo logro identificar.
Conmigo va a cambiar …
En otros casos, se trata de proyecciones que hago de mis fantasmas internos. Por ejemplo, hablo de mi pareja como una persona temperamental, egoísta, violenta; pero al mismo tiempo la describo como tierna, frágil, temerosa, y son estas últimas características las que me atan, porque llego a pensar que con mi cariño y cuidado voy a lograr que ese “defectito” desaparezca. Este proceso que se da en mi mente no es otra cosa que la proyección de mis partes desvalidas en el otro y por eso lo quiero cuidar como si me cuidara a mi mismo.
El temor de terminar ….
En algunas ocasiones ocurre que tenemos temor de terminar una relación con estas características. Esto es frecuente en relaciones violentas. El temor a las represalias puede ser un factor suficiente para continuar con una relación así.
Que pena me da dejarte …
En otras ocasiones el factor predominante es la pena que produce el no saber qué irá a ser de la pareja, ya que asumimos que sin nosotros podría pasarla muy mal y no sabría qué hacer.
Como hemos visto, todas estas justificaciones del motivo por el cual se nos hace imposible terminar una relación de pareja conflictiva tiene que ver con que hay una imagen de ese ser desvalido o agresivo, dulce o denigrador, que se ha enquistado dentro de nosotros y que mientras continúe allí seguiremos repitiendo una y otra vez modalidades de vínculos enfermos.
Quizás buscando dentro de nosotros, dentro de cada uno y cada una, podamos encontrar caminos nuevos para vincularnos con nuestras parejas de manera saludable. Me parece que el aprendizaje de quiénes somos nos lleva de la mano a conseguir y conservar vínculos maduros, que nos brinden amor con sabor a miel.
Lic. Liliana Loyola
Psicóloga-Psicoterapeuta
caina1997@hotmail.com
Celular: 997209232