(Aeronoticias).- Una hora antes de despegar el avión 212 de la Fuerza Aérea Chilena (FACH) debió cancelar su vuelo al constatarse varias fallas en su plan de vuelo, pero esto no se hizo y el resultado fue su precipitación al mar y la muerte de sus 21 pasajeros frente a la isla Juan Fernández el 2 de Setiembre último.
Esta es una de las conclusiones de la severa investigación que vienen efectuando las autoridades de la Dirección General de Aeronáutica Civil de Chile, donde ahora se pone en duda la pericia o capacidad profesional del teniente FACH Juan Pablo Mallea, quien registraba un bajo perfomance en su record de piloto, según trascendió.
En la cabina de mando del siniestrado avión también iba la teniente Carolina Fernández, cuya voz fue la única registrada por los controles de tierra.
Sin embargo en este accidente también se conjuraron los fuertes vientos cruzados que zarandearon a la aeronave, obligando a sus pilotos a intentar más de un aterrizaje y la falta de una torre de control de vuelos en tierra para hacer posible un aterrizaje mediante medios instrumentales tal como lo había previsto el teniente Mallea.
