Al llegar por el río Ampiyacú, perteneciente al Putumayo, departamento del Amazonas en Perú, nos reciben con una sonrisa los niños y niñas de este poblado nativo, con su vestimenta tradicional, cuerpos pintados, nos colocan pulseras y collares artesanales, dándonos así, la bienvenida a su aldea en el distrito de Pebas, en Loreto.Termina el sonido del motor del “pekepeke”, lo que anuncia que terminamos el paseo por río, nos aventuramos a visitar y conocer esta comunidaddeperuanos, quienes a inicios del presente siglo, contaban con una población estimada de 15 mil personas y hoy se ha visto reducida a sólo 701, en un lapso aproximado de 30 años.
Ha quedado en el recuerdo aquel incidente que comenzó con una sola palabra (“piojoso”) y que en su momento, abrió un nuevo frente de batalla mediático entre Perú y Chile.
“Nosotros nos bañamos, y usamos productos naturales, como las raíces de los árboles para lavarnos la cabeza. Somos limpios”, fue lo que enfatizó la periodista aguaruna, María Goretti Pioc, quien también se expresó en este tema.Después de la indignación y repudio del Perú por las burlas que sufrió nuestra etnia Bora, hasta el embajador de Chile, Fabio Vio, pidió disculpas en nombre de su país, asegurando que su gobierno rechaza las expresiones ofensivas contra dicha comunidad Bora, a quien considera un pueblo muy importante para el Perú. Y, ¿cómo no serlo? si los Boras están representados por la Federación de Comunidades Nativas de la Cuenca del Ampiyacu.
Mientras hacemos el recorrido, podemos ver que sus manifestaciones culturales más resaltantes son la artesanía, danzas, pinturas y cocina, lo que ellos difunden como atractivo turístico.
Conforme nos adentramos en esa aldea con habitantes hospitalarios, podemos ver sus viviendas a ambos lados del camino, unas casas comunales llamadas “malokas”. Conversando con algunos de los nativos nos dicen que subsisten gracias a la pesca, la caza y recolección de frutos silvestres. Lo curioso es ver como practican la división de trabajo por sexo. La producción de agricultura comercial, se basa en el cultivo principal que lo constituyen la yuca amarga, maíz, frijol, cacahuetes, banano, plátano, y algunas frutas como el chontaduro, milpero,aguaje, pijuayo, ungurahuiy coco.El maní se cultiva con fines rituales, razón por la cual su siembra se acompaña de rezos y dietas especiales.También trabajan proyectos de ganadería y se dedican a la extracción de madera. Desde hace una década mantienen relaciones con empresas de turismo para las que organizan espectáculos de danzas folklóricas para visitantes. Nos comentan que en los últimos años se han visto en la situación de producir hoja de coca dentro del sistema de habilitación implementado por algunos comerciantes.
Seguimos viendo las costumbres de esta comunidad, en la cual tienen como cultura ciertos mitos tradicionales como el ritual del nacimiento, el ritual en donde el padre simula el rol de la mujer y permanece en reposo durante varios días después del parto; esto se conoce como la covada.
Cabe mencionar que en lo que respecta a educación y debido probablemente a su reducida población, el grupo Bora tiene un porcentaje relativamente bajo de analfabetismo.
La educación primaria es el nivel más alto de educación: 63% de dicha población. El acceso a la educación superior no universitaria ha favorecido únicamente a 4% de la población de cinco años y más, en tanto que 17% realizó estudios secundarios.Existe un colegio secundario que atiende a la población escolar de las comunidades.
Podemos decir que gracias a la mejor atención médica brindada a partir de la sétima década, disminuyó la mortalidad infantil, por otro lado, los boras se están incorporando rápidamente a la sociedad peruana a través de la acción comercial, debido a los circuitos económicos generados entre el centro poblado de Pebas y la ciudad de Iquitos. Si se trataba de crecer, se puede decir que lo están consiguiendo.