(Aeronoticias).- El gobierno peruano recientemente ha aprobado una ley que permite el uso del dinero electrónico. Sus abanderados apelan a que todos –ricos y pobres- podrán tener acceso al dinero electrónico, teniendo como único requisito un teléfono móvil. Sólo basta un escáner que “lea” nuestra cuenta virtual y se pacta el pago.
Este proyecto pueda señalar el adiós al dinero de papel. No obstante, no es la primera vez que un invento haya intentado desplazar a perpetuidad una competencia inmediata. Si no fue así ¿qué le dijeron a la memoria con el papel, a la máquina de escribir con los amanuenses, a la televisión con el teatro, al emepetrés con el vinilo? Cada uno tiene sus espacios –en mayor o menor medida-. Y el dinero electrónico, aunque a la larga desplace al billete y los céntimos, este exilio dependerá de como el sistema se adapte y acepte los cambios.
Como señala la BBC, en favor del dinero digital “gente atrapada en la economía informal puede evitar a prestamistas locales sin escrúpulos, ahorrar tiempo y dinero y beneficiarse de los servicios financieros básicos que todo el mundo da por hecho”. Sólo en territorios donde se haya superado la brecha digital, será posible la integración. Caso contrario, el e-money será parte de la lista de elementos a los que los pobres no tengan acceso.