(Aeronoticias).- En los días finales antes que la legislación de control de armas en Estados Unidos colapsara en el Senado, los que mostraron su apoyo a dicho control lanzaron un argumento cruel: «Irá a pasar de nuevo». Así, vaticinaron otra matanza como en Newton, y a los llorones que se niegan a aprobar una ley que limite el uso de estas armas. Geoff Garin, encuestador durante el Comité Nacional Demócrata, apuntaló: «Si los republicanos están apostando a que la gente no les importan, ellos apuestan a que tenemos una situación plácida a perpetuidad y que lamentablemente no es el caso».
El presidente Obama respondió después de la votación, en la que no se puso de acuerdo el control de armas. No fue agradable. Ya tras las vividas matanzas, Obama declaró que el lobby armamentístico y sus aliados «mentían deliberadamente» respecto a su defensa ante el proyecto de ley. Luego se lanzó algo de que una minoría no le importaba la vida de los niños (con tal de que ciertas personas usaran las armas contra la vida humana). La ex congresista Gabby Gilfords, quien sufrió el intento de asesinato hace dos años y que le dejó postrada en cama varios meses: «Es clara para mí que si los miembros del Senado de Estados Unidos se niegan a cambiar las leyes para reducir la violencia armada, entonces tenemos que cambiar a los miembros del Senado de Estados Unidos».
No obstante, la situación se pondrá dura para los senadores republicanos, quienes 1 de cada 5 ciudadanos creen que ellos «están en contacto con las preocupaciones de la mayoría de la poblacvión en Estados Unidos hoy en día» -frente al 51% que piensa lo mismo de Obama y del 43% a los demócratas- según la encuesta del diario The Washington Post. Lo peor se torna cuando los republicanos votan contra las medidas populares.
Hasta entonces, seguirán cosechando masacres. Y los republicanos silbarán lejos, acusando a la mano y no a la bala.
Con información de Slate.
