(Aeronoticias).- Ya ha pasado meses desde la última vez que el Wall Street Journal envió a uno de sus periodistas a estudiar el funcionamiento de los servicios sanitarios en aeronaves. La aventura de Susan Carey en Zodiac Aerospace, sin embargo, trasciende de toda temporalidad y por ello merece la pena volverlo a estudiar.
Para realizar la simulación de un retrete en una aeronave, la cual viaja a cientos de kilómetros por hora durante el vuelo, se requiere hacer una maqueta con plexiglás -para simular cañerías en vez del real metal a usar-, a la que se le inserta piezas blandas de colores, evocando los desechos… esos. La diferencia de presión entre el interior del avión y el exterior de las cañerías (los tanques ascépticos están conectados en ambas zonas) es reemplazado por un combustible que moviliza el interior del tubo en la réplica.
¿De qué manera puede esto importarnos? La iniciativa de la aerolínea Delta Airlines para reducir el tamaño de los retretes y así ahorrar dinero no tiene el impedimento legal de alguna norma en Estados Unidos: El servicio es un regalo del cual la empresa parece reducir espacios. En última instancia, pensar que en un vuelo de muchas horas, con la cantidad de pasajeros que tiene una aeronave, podría ofrecernos un cóctel de contaminación si los servicios higiénicos fallasen. ¿O alguien va a contratar al fontanero, aquí en el paradero -aeropuerto- autorizado?
Con información de Yahoo.