(Aeronoticias).- El candidato presidencial chileno Marco Enríquez-Ominami sostuvo cierta vez que la cancillería de su país “ ha centrado las relaciones diplomáticas con sus vecinos en los negocios, cuestión muy propia de una casta de almaceneros, donde interesa más el éxito de Falabella o La Polar que las relaciones entre pueblo y cultura”.
El joven político, que cumplirá 40 años de edad el próximo mes, que confiesa que no ha sido buen alumno y que hace política sin mirar el retrovisor, según un amplio reportaje en la edición dominical de ayer en el diario limeño La República, pareciera que pretende cambiar la historia de los pueblos, concretamente de Perú, Bolivia y Chile.
Por ejemplo, que los peruanos nos olvidemos de las atrocidades de la soldadesca chilena y el despojo de Tarapacá y Arica y que los bolivianos se olviden que Chile les arrebató todo su litoral en el Pacífico, confinándolos a un encierro para siempre.
Enríquez-Ominami achaca al Perú la culpa que Bolivia no pueda recuperar la salida al mar que Chile le cerró, basándose tal vez en aquella frase acuñada por La Moneda : “Si bien Chile puso el candado, Perú tiene la llave”, ignorando que Perú siempre ha proclamado que jamás será obstáculo para que Bolivia vuelva al Pacífico porque es una cuestión de justicia y derecho.
No, joven Ominami, la historia no ha sido escrita para un libreto de película ni para contratos publicitarios, en los cuales usted es experto. La historia de los pueblos ha sido escrita con sangre y los pueblos que olvidan sus errores del pasado están condenados a repetirlos en el futuro.
Finalmente, en el reportaje de La República se hace alusión al concepto que tenía su padre adoptivo y usted sobre que “Chile se obsesionó con ser el mejor alumno del curso pero se olvidó de ser el mejor compañero”… Cree usted sinceramente que el resto de la clase puede confiar en el mejor alumno… que arrebata las pertenencias de sus compañeros ?
