¡Cabalga pensamiento
sobre el evo!
quizás encuentres penetrar
el misterio de la vida
al reverberar palabras peregrinas.
EVO-CANDO
Quiere brotar la lágrima en la palabra
y en un murmullo de emoción aflora.
¿Qué lleva en su brillo y su presencia?
¿Cuál mensaje, de cuál anhelo, es su destino?
No es lamento, no es llanto ni gemido.
¡Es vida de una vieja veta adormecida
que hoy tañe cual bronce arrogante
por la fuerza de tu piel batida a pleno!
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Te espero, te busco…
o te rehúyo. Son ellos
los que alientan mis desvelos.
Te espero en el silencio detenido.
Te busco en la brisa que se aleja.
Te rehúyo en esta realidad que me acongoja.
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Porque he tocado en silencio
tus manos, he bebido de ti.
Porque me has llevado a un viaje
fantástico, he bebido de ti.
Porque en la tenue amalgama
de nuestros sentidos
conocimos lo inmenso
de lo recorrido.
Nos embriagamos de amor.
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Qué cerca estuvo el amor
del aliento…
Nuestras manos trémulas de vida
buscaban el anhelo tácito de lo profundo.
Porque estábamos…
nos proyectamos en el interior
de nuestro tiempo.
Se detuvo un instante el pensamiento
porque estábamos…
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¿Por qué debo vivir así este momento?
¿Por qué debo desgarrarme en el abismo,
si tengo fe en lo que dictan mis sentidos
y es así que vivo este momento?
¿Es así el sueño pretendido?
¿Es así el canto del destino?
No reniego del mundo soberano.
No pretendo dar un grito en un gemido.
Sólo quiero vivir lo pretendido
sin gemir en el grito del olvido.
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Quiero llegar a ti y me resisto.
El aroma del recuerdo me atormenta.
Estás allí y quiero no saberlo.
La bruma del olvido y desatino
se agiganta.
Sólo puedo verte en lo intangible,
¡sentirte! en el destello del recuerdo
y guardarte en lo profundo del respiro.
Que ni la bruma ni el olvido
se agiganten…
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